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La vista desde mi ventana II
Su nombre no importa, igual todos la conocen como “Doña gritos”. Va al trabajo, sale desde las seis y regresa acompañada del ocaso. Su cabeza es candidata para transformarse del café claro al gris canoso, vive en el tercer piso. No es muy sociable con los vecinos, pero si plática con alguno, en dado momento la oirás decir: <<ni modo, así es la vida, además, ya sabes lo que dicen: dios aprieta pero no ahora>>.
Mi mamá me contó que le pusieron doña gritos porque desde hace unos 10 años y hasta hace un par, abría su ventana por eso de las siete u ocho de la noche y gritaba: ¡Edgaaaaaaaaaar!, él, de pequeño le contestaba: “Voy ma”, de más grande: “¡¿QUÉ?!”, y antes de que se descarriara por completo: “aguanta”. En tiempos recientes a vuelto a gritar, solo que ahora el nombre de su hija…
Su hijo actualmente funge como sub líder del barrio, es de los que viste camisas de la moda conocida por él, su apodo: “el pollo”, no sé si por lo inflado que es hoy en día o por lo gordo que fue en su infancia.
Su madre ya no llora, antes sí, todo el edificio escuchaba lo que, entre sollozos, decía, <<Señor: mira, mi chamaco no es el mejor, pero es bueno, noble, y siempre te reza los domingos, no lo hace media hora antes de misa como acostumbra el de la tienda, lo hace solo diez minutos, pero lo hace, es una oveja obediente de tu rebaño, señor, ayúdalo a terminar sus estudios>>
Pobre de ella, su dios jamás la atendió, y dudo que ahora, con el camino semejante que está tomando su hija, lo haga. La niña tendrá unos 11 ó 12. Aún no crece lo suficiente, pero la mirada que clava en sus amigos delata sus ganas de crecer, bañarse de hormonas y usar playeras escotadas; pobrecita, aún ignora los prejuicios que rodean a la belleza, el más claro es el que más le afectará: las gordas no son guapas, y por ende no son peladas. Mi visión profética me hace ver que en uno o dos meses la doña tendrá que intensificar sus gritos, ya que no le llegará respuesta, ¡cómo le va a llegar!, si ni siquiera la oirá, estará muy distraída intentando convencer a su ex amiguito de juegos que la bese, seguramente fracasará en su intento.
Doña gritos no es tan grande, para grandes los viejitos de a lado, 95 años, y por ahi dicen que se casaron desde los 18 de él y los 13 de ella. Murieron ayer. Por lo menos dicen que murieron en paz, las voces cuentan que él amaneció sin el beso diario de buenos días que ella le daba, supo de inmediato lo que ocurría, por lo que decidió ser él quien diera el último beso; luego la tapó muy bien, la abrazó más fuerte que de costumbre y dejó que su sueño ligero lo condujera al encuentro con su eterna amada. Las mismas voces dicen que piensan cremarlos y unir sus cenizas bajo la tierra, junto a la semilla de alguna flor. “La tierra nunca los olvidará”, decían sus hijos en el rosario.
Ahorita escucho hablar a la del segundo A, con la del tercero B, no con doña gritos, ella es del tercero A, se chismosean lo que pasó ayer con la disfuncional pareja del cuarto, no le miento comadre, yo escuche re clarito como ella le reclamaba por un chamaco, igual y la engañó y el muy cabrón no se lo confesó y ella se enteró y entonces se lo estaba reclamando. No la muele comadre, pero, ¿qué más oyó usted? Pos alcancé a escuchar como ella comenzaba a llorar y a quejarse, yo creo que fue ahí cuando la mato de un golpe, un cuchillazo o qué se yo, me supongo que luego luego se escapó porque escuche un portazo, aquí el problema es que nadie quiere ver por el cuerpo de ella, como estaba de arrimada pos ni a quien le importe. Ay comadre, como va usté a creer, ojalá que dios ya la tenga en su santa gloria. Sí comadre, verá que sí.
Actualizado 26/06/16, ya arreglé todos los errores que tenia cuando lo publiqué, creo.