Pronto reseña a tres libros. Su amigo Jazieltrampaslocas publicará el sábado. Mariam el lunes. Habrá contenido, estén atentos. 🙂
A la memoria de Doña Lulú.
Tomo café a las 3 pm, algo en mi me dice que eso no está bien, no importa. Mi mentón está pegado a la mesa, siento que floto desde hace un par de hora. Tengo una sobredosis de videojuegos. Estoy melancólico, mi estómago es el primera en notarlo.
Mi cuerpo vibra con la canción No Susprises, de Radiohead, el intro no tiene comparación. No sabía que me gusta Radiohead.
Por mí ventana se filtra el cantar de los autos, parece efecto dominó: unos lo comienzan y le siguen todos. A la larga se vuelve insoportable, por eso me gustan más las mañanas, cuando son los pájaros los que se llevan mi atención, o las noches, cuando es el turno de los grillos y protegen mi sueño.
Hace unas noches se callaron, al menos los cercanos a mi casa, fue justo en el momento en el que un trágico accidente ocurrió justo en frente de mi puerta, no soy capaz de dar detalles, mi mente aún evoca con claridad los sentimientos que se suscitaron en ese momento. Cuando la ambulancia llegó ya había una buena cantidad de curiosos observando, mismos que se mantuvieron ahí hasta que ésta se fue.
Un par de días después, ya más objetivo, intenté reflexionar todo. Pensé: bueno, ahí está una prueba fehaciente de lo que es la vida: un instante. Es decir, X persona puede estar caminando por la calle, en el bus, o en su casa cuando, y sin aviso alguno, un sorpresivo suceso modifica por completo sus planes del día, de la semana, del mes, puede hasta acabar con su vida.
Y no exagero, sólo piénsenlo, ¿cuántas personas no han muerto así? Sin esperarlo, sin una enfermedad que se los anunciara, de un segundo a otro.
Después de que mi ma me ayudara a concluir que nuestra vida es eso, un instante, pensé en lo que hubo antes de X persona, toda una infinita cantidad de hechos, luego pensé en lo que ocurrirá cuando esa persona se vaya, seguro que también será una infinidad de sucesos.
Tengo una teoría, pienso que nosotros no somos más que un grano de arena en la orilla del mar, somos una fotografía perdida en un mural donde abundan, somos un suspiro.
Me siento muy Schopenhauer escribiendo lo anterior; pero no trato de ser pesimista, porque, de ser cierto el postulado, no dejamos de disfrutar la vida, ¿cierto?
¿Cuándo será nuestro último día? ¿Qué cosas no concluiremos?
Los grillos no han vuelto a cantar.