El frio ya comienza a generar un leve temblor en mí. Sinceramente no contaba con que el sol se alejaría y en su lugar vendrían estas nubes de acuarela a iluminarme, no, más bien a apagar todo rastro de vida que aún me queda. No quiero ir por un abrigo, no puedo, mis pies se han amarrado al rocoso concreto, me vuelvo un faro de esos que nunca iluminan algo. Tal vez podría volverme un árbol y contagiarle mi olor de tierra fértil al ambiente; sí, será lindo que las aves me den los buenos días y que el sol me transforme en pintura.
Aunque seguro me talarán por ser estorboso.
Entonces me quedaré aquí varado, de cualquier manera ningún auto me quitará. Todo es estético, es como si la gente acudiera a este sitio a morir, imagino que cada departamento es un panel y quienes lo habitan se quedan pegados con la mierda que ellos mismo crean.
Por eso todo es igual aquí; la gente llena el sitio de tristes bullicios mientras perece, son esos lamentos los que ahora dominan el ambiente y no me dejan pensar, no me dejan recordarte, antes de que te fueras, antes de que me dijeras que tú aún no querías morir.
El sol se alejó contigo.
Yo no soy tú, no tengo tu valor ni mucho menos tu voluntad.
Yo aquí me quedo.
