Día 11, algo divertido

img-20170224-wa0009
Foto de Anel

La memoria es algo extraño, diría el protagonista de una novela que leí hace varios años, precisamente cuando estaba a punto de acabar la licenciatura, y tiene mucha razón esa frase.

Recuerdo que por esos días ya estábamos a punto de acabar la carrera, al fin, no después de cuatro años, sino de los 19 años que se juntaron desde que empezamos el Kínder. Realmente estábamos emocionados y por eso nos vestimos bien para muchísimas cosas, es más, varios hasta repetimos traje por la cantidad de eventos que se nos acumularon en esos meses: el examen profesional, la cena de generación, la foto con tu diploma, la ceremonia oficial, la otra cena que nos organizó la facultad… en fin. Tantos y tantos eventos para los cuales nos arreglamos desde un par de horas antes. Y recuerdo, cuando mi mamá me acomodaba la corbata, el moño, o yo mismo me lustraba los zapatos, que me decía: esto es lo que recordarás de grande, a ti, a tus amigos acudiendo a estos eventos, tomándose las fotos, brindando y embriagándose porque son parte de la generación que próximamente tomará las riendas del mundo. ¡Sí! Por eso carga con tu cámara y toma nota de como visten, de los peinados, de todas las palabras que digan en los brindis…

Pero la verdad es que no recuerdo ni cómo me vestía yo ni cómo iban mis amigos, tampoco recuerdo los brindis y todas las fotos que tomé se me perdieron en un descuido, sólo conservo la que me dieron con mi diploma, pero de lo demás, nada. En cambio sí recuerdo los días que nos saltábamos clase, la ropa tan casual que llevábamos, nuestra afición a reírnos de todo, a burlarnos de los profes, a llevar el cabello largo, nos recuerdo sin preocuparnos de nada, tirados afuera de algún salón, tocando canciones, viendo a mujeres bonitas pasar.

La memoria es algo extraño, sin duda.

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *