Alguna vez se han preguntado: ¿en qué consiste el consumismo?, ¿tiene beneficios?, ¿quién o quiénes son responsables de éste? Hay que definir consumismo como la tendencia al consumo excesivo e innecesario de bienes y productos.
Algunos de los antecedentes del consumismo se remontan al siglo pasado.
Con el antiguo enfoque europeo, el cual consistía en crear el mejor producto que durara para siempre, te comprabas un buen traje para llevarlo desde tu boda hasta tu entierro, sin poder renovarlo. Mientras que el enfoque americano busca crear un consumidor insatisfecho con el producto; busca que lo haya disfrutado, que después lo venda como objeto de segunda mano para que al final compre lo más nuevo con la imagen más novedosa.
Me gustaría citar la siguiente frase de Brooks Stevens: “Toda nuestra economía se basa en la obsolescencia programada”, él fue un famoso diseñador industrial estadounidense de muebles para el hogar, electrodomésticos, automóviles y motocicletas durante la década de los 50´s. Asimismo, Brooks Stevens viajó por todos los Estados Unidos promoviendo la obsolescencia programada en charlas y discursos, ésta consiste en describir cuál es la cualidad de obsoleto de un objeto, es decir: es la que surgirá a partir no de su mal funcionamiento, sino de su utilidad insuficiente o superada por otra cosa que de alguna manera lo reemplaza. Sus ideas fueron del agrado de muchos y tuvieron amplia aceptación.
El diseño y el marketing servían al consumidor para que deseara siempre el último modelo. En sus inicios se apoyaban de frases publicitarias como: “La gente se está fijando más en el aspecto de las cosas, presta atención a todo lo nuevo, bonito y moderno”. Además de establecer que la libertad y felicidad sólo se podía adquirir a través del consumo ilimitado, eso dio como resultado el estilo de vida americano de los años 50, que sentó las bases consumistas de la sociedad actual.
La obsolescencia programada está en la raíz del considerable crecimiento económico que el mundo occidental ha vivido a partir de los años 50´s; desde entonces el crecimiento ha sido la cima más sagrada de nuestra economía, que rosa con la divinidad y exige respeto excepcional, preservándola de cualquier amenaza de desbancarla de su pedestal. Serge Latouche, profesor emérito de Economía de la Universidad de Paris, comenta: “Vivimos en una sociedad de crecimiento cuya lógica no es crecer para satisfacer las necesidades, sino crecer para crecer. Crecer infinitamente, con una producción sin límites. Y para justificarlo, el consumo debe crecer sin límites”. Continuaré con la siguiente reflexión para posteriormente dar un cierre.
Eres un individuo, pero también eres miembro de una comunidad global. Lo más importante de todo es que eres un consumidor. Como miembro de esta comunidad tu objetivo es consumir. ¿Por qué?, porque el sistema colapsará si tú dejas de consumir y las cosas serían desastrosas. El sistema que maneja nuestro país confía en que tú seas “un buen consumidor”. Te preguntarás cómo, pues un buen consumidor siempre está comprando nuevos productos y cuando no está comprando, está trabajando duro, ganando dinero para poder financiar su futuro consumo. Recuerda, la regla de oro del consumo es concentrarte en comprar las cosas que quieres en vez de las cosas que realmente necesitas, hay un montón de organizaciones trabajando en ello para asegurarte que tu lista de compras sea más grande. “Hay suficiente en el mundo para cubrir las necesidades de todos los hombres pero no para satisfacer su codicia” –Mahatma Gandhi-
En conclusión, la industria se justifica diciendo que no diseña productos para que fallen intencionalmente o se vuelvan funcionalmente obsoletos en poco tiempo, más bien conceptualizan que la obsolescencia programada depende del consumidor, porque nadie le obliga a ir a una tienda y comprar un producto: van por su propia voluntad, y esto es cierto, es nuestra elección.
Una alternativa viable es la sustentabilidad, que une a la sociedad, la economía y al medio ambiente para dar un soporte equitativo, admisible y sostenible, dando un equilibrio a la sociedad con los recursos del entorno al que pertenece, satisfaciendo las necesidades de la actual generación pero sin que por esto se vean sacrificadas las capacidades futuras de las siguientes generaciones para satisfacer sus propias necesidades.
“Nosotros tenemos que ser el cambio que queremos ver en el mundo” -Mahatma Gandhi-
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