Por: Shiro Jäger
— Cinco.
Con las manos temblorosas rebusco por las bolsas de mis pantalones.
— Cuatro.
Lanzo mi celular, cartera y llaves.
— Tres.
Me quitó los zapatos y el suéter gris de lana.
— Dos.
Empiezo a llorar, estoy desesperada.
— Uno.
Doy media vuelta y corro lo más rápido posible.
— Cero.
¡Bam!