Recorrido del labial

Había una vez en el cuarto de mamá, un libro pegado con cinta transparente, color café, no sé si de lo viejo o a propósito; llevaba por título Cajón de Sastre, y fue escrito por Vicente Leñero. El libro está lleno de narraciones pequeñas que fueron quedando arrumbadas en “el cajón de los proyectos”como dice el autor, y fue dentro de él que me encontré con un texto de lo más gracioso titulado La cartera, que básicamente es lo que uno piensa cuando pierde la cartera. Es así como, inspirada, decido escribir el pequeño texto que ahora les comparto como ejercicio literario.


Recorrido del labial

¡Ay Dios! Si tengo los labios más blancos que un fantasma ¿Qué no me maquille hoy?, no me digas que los traje así todo el día, qué pena. Pero no puede ser… a ver me levanté a media mañana porque se me hizo bien tarde y me bañé rápido pero aún así me dio tiempo de ponerme el labial rojo que es más sencillo de aplicar, lo recuerdo bien, no me gusta irme como salgo de bañarme porque siento que ni se me ven los labios, como ahorita. No puede ser, se me tuvo que caer durante el día, ¡aguanta todo, agua, sudor y todo! Me dijeron, pero si esas empleadas solo quieren vender ¿a qué hora se me cayó?

Bueno, bueno, cuando uno pierde algo tiene que volver sobre sus pasos, eso decía mamá y siempre encontraba todo. Entonces… después de bañarme desayune, ¿qué desayune? Qué iba a ser si solo hay cereal, ni he hecho despensa, me serví cereal con leche y le puse medio plátano que me encontré en el refri, pero eso fue antes de que me pusiera el labial, no me lo pudo haber quitado la leche. Luego salí corriendo, en el autobús tomé agua porque los autobuses siempre van llenos y hace un calor infernal,  pero la botella es de chupón y así no se cae el labial, y tampoco sudo tanto en el camión como para que por eso se me cayera, a lo mejor el delineador pero no el labial. El autobús iba bien lento, me baje en donde siempre y corrí, corrí, corrí, porque claro: tenía que ser el hombre más puntual de la cuidad, pero el aguanta todo sí aguanta una carrera de cuatro calles, debió ser después. Luego ya caminamos y caminamos, llegamos al café, tal vez se cayó mientras bebía pero hubiera visto la taza manchada y no fue así, comí pan pero ese pan no se desmorona y lo comí con mucho cuidado así que no fue en eso, por lo menos eso ya sé que sí aguanta. El café estaba bueno, también probé el de él pero la taza tampoco estaba manchada.

Del café ya no comimos nada… y no fue antes porque la botella era de chupón y la taza de café no estaba manchada, y antes de eso no comí nada. ¿Dónde se me cayó? Tampoco es tan chafa, no se me caía tan fácil normalmente, cuando salgo con mis amigas o así me dura unas horas; pero si por eso siempre llevo el espejo y el labial porque se ve feo a medias pero con las prisas ya no lo eche en mi bolsa, porque no sé donde dejé el espejo pequeño ¿cómo no me di cuenta cuando se me cayó?

¡El cigarro! me dio de su cigarro cuando ya íbamos de regreso, siempre mancho los cigarros con todos los otros colores que tengo pero con ese no, además él me lo hubiera dicho, es la clase de cosas con las que bromea, dice que hasta hay un nombre específico para eso, se hubiera fijado. No me dijo nada ósea que para esa hora ya no tenía labial. ¿Qué hicimos antes de ir por el cigarro? creo que nada más platicamos, nos sentamos en un parque después del café y hablamos de… ya no recuerdo de qué hablamos, bueno no importa, ¿dónde quedó mi labial? No hice nada tan excéntrico, lo normal para una cita, nada que mi labial del diario no soportara. Algo tuve que haber hecho.

Antes del cigarro estábamos platicando, nada más porque aún no nos conocemos tanto y no sabíamos qué hacer, es de las primeras veces que salimos y aunque nos gustamos aún nos estamos conociendo; además nos gusta platicar, es bien nerd y dice chistes raros, tenemos mucho que decir, la conversación era natural, nada más me abrazaba a veces, medio raro aún no me acostumbro, luego me besó un poqui…

Ah, claro, ya

2 comentarios en “Recorrido del labial”

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