Si de algo estoy seguro es que la mitad de mi año lo pasé leyendo en cualquier sitio. No por nada hubo materias que pasé de panzazo o citas a las que no llegué por leer de noche, también era común que le enviara mensajes tristes a mis pobres amigas cuando acababa un libro de madrugada: nunca me contestaban. No podría estar más satisfecho de estos 12 meses, pues descubrí lecturas que me marcaron y autores con lo que me quedé con ganas de leerles mucho más.
Por estas fechas es común que se publiquen las listas de los mejores libros del año, de ellas se encargan los que rebasan la treintena de años y ya leyeron la mayoría de lo que hay leer de cajón, por lo que se dedican a leer lo contemporáneo, lo que se publica en el año, pero dado que yo aún no me dedico a leer lo contemporáneo, esta lista no contiene los mejores libros del año, sino mis lecturas preferidas.
El orden de esta lista no es por relevancia.
Travesuras de la niña mala
Mario Vargas Llosa está siempre presente en mi vida, ya sea por sus textos periodísticos que aparecen en El País a nivel internacional o en La Crónica de hoy en México, o por la vasta obra literaria que posee, a la cual estoy entrando de a poquito, la idea es no empalagarme -aunque no estoy seguro de que eso se pueda. Comencé leyendo La ciudad y los perros, de ahí me fui a Cinco esquinas y este año me lancé con Travesuras de la niña mala, una de las novelas más ensordecedoras que he leído sobre desamor. Conforme avanza la lectura la trama se vuelve más y más caótica, hasta que acabas por preguntarte qué es el amor y cuáles son las diferentes formas en las que se puede dar.
Aquí su reseña: ¿Qué es el amor?: Travesuras de la niña mala
Un hilito de sangre
Lastimosamente, Eusebio Ruvalcaba falleció el 7 de febrero de este año (dos días antes de mí cumpleaños), dejó un espacio muy grande en las letras mexicanas e iberoamericanas. Un hombre sumamente sencillo y alejado de los reflectores, en 1991 ganó el premio Agustín Yañez por esta novela.
Un niño de 13 años sale de su casa a buscar informes sobre cualquier curso por mandato de su padre y en el camino se encontrará con una cieguita, un hombre que lo rapta, un chino con el que entabla una efímera amistad, un viaje en busca de su novia y más aventuraras que retrasarán el regreso a su casa. Se trata de un libro que todos deberíamos leer en la primera etapa de la adolescencia; pues nos orillará a la esencia de la juventud: la rebeldía.
Aquí su reseña: Literatura rebelde: Un hilito de sangre
Chin chin el teporocho
“Tepito arte acá” es un movimiento artístico que trata de introducir al denominado barrio bravo de Tepito (de la CDMX) a la cultura, Armando Ramírez es uno de los fundadores y su novela Chin chin el teporocho es una excelente representación de la vida no tan cotidiana del lugar.
Con un estilo sumamente desenfadado y experimental –hay faltas de ortografía en todo el texto con la intención de hacer más verosímil la narración- la historia nos conduce por la vida de Rogelio y varios de sus amigos, quienes tienen empleos terribles con salarios terribles que gastan en teporocha –alcohol- y en mujeres. Tiene la virtud de no ser una caricatura de la realidad, sino una proyección, pues la lectura ahonda en los sentimientos más fundamentales de todo ser humano: el amor, la amistad, acaso los que mejor entendemos por ser ontológicos.
La novela del tranvía y otros cuentos
Desde el siglo XIX hasta mi escritorio llegó este libro de cuentos de Manuel Gutiérrez Nájera, un autor adelantado a su época que supo retratar muy bien las formas de vivir de los habitantes de la ciudad de México de finales de 1800.
Con sus textos es posible reafirmar que el humor está presente en la literatura mexicana desde hace mucho.
Aquí una reseña: La novela del tranvía y otros cuentos
El viento distante
José Emilio Pacheco nos ofrece 14 relatos breves que en muchos casos nos remontarán a la infancia triste o marginal, reflexiva o pesimista. En otros nos encontraremos con una severa crítica expresada en la manera en la que Pacheco lo sabe hacer mejor: con una excelente retórica.
Un libro que sin duda debería tener más reflectores.
El desfile del amor
Esta novela fue la gran sorpresa de mi año. Apareció repentinamente en un montón de libros viejos en un puesto de periódicos y lo compré por razones que aun no entiendo, tal vez por la portada tan bien lograda de Ediciones Era, quizá por ser de Sergio Pitol, un nombre con peso en las letras mexicanas, o puede que por la sinopsis en la contraportada. No sé, lo cierto es que la novela –un tanto policiaca y otro poco histórica- llegó como una metáfora de la situación lastimosa que vive mi país: gente es asesinada a diario y a pocas personas le interesa.
Aquí una reseña: Nuestra poca memoria histórica: El desfile del amor
Mil monos nuestros
Franco Félix es un escritor con una carrera ascendente. Autor de una novela premiada, así como un libro de crónicas igualmente premiado y publicado en Nitro / Press, Mil monos muertos aparece como su primer libro de cuentos, en él abundan situaciones caóticas y sin aparente solución, con desenlaces absurdos e hilarantes.
Sin duda, una de las mejores publicaciones del 2017.
Aquí su reseña: Transgredir la realidad: Mil monos muertos
Agua Quemada y Tokio Blues
Muchos no me van a perdonar que ponga a dos autores tan diferentes en la misma posición. Pero se trata de dos libros con grandes aciertos… y errores.
Carlos Fuentes tiene la habilidad de revolver mi estómago, aún no sé cómo lo logra pero casi todo lo que le he leído o me es tan difícil que no lo entiendo pero me parece que estoy ante una lectura maestra (como me pasó con el primer capítulo de La región más transparente) o me eriza la piel, tal y como me ocurrió con los dos primeros relatos de Agua quemada, y un poco con el último. El gran error es el tercer relato, que más que cuento parece un texto burgués con gente de barrio estereotipada. Lo siento, Fuentes, tu literatura me gusta mucho pero este libro no acabó por convencerme.
- Foto de Mitzi Hernández
Tokio Blues, por otro lado, es una lectura que sólo me parecía pasable durante las primeras 200 páginas (y eso ya es un error) con uno que otro momento memorable. Fue hasta muy avanzada la lectura que el texto comenzó a jugar con mis sentimientos y lo que parecía ser la historia de 3 adolescentes confundidos se convirtió en un texto suicida, tanto con los personajes como con el lector. Además, el final es abrumador, y sí, hace que las primeras 200 páginas valgan la pena.
Lo incluyo también porque no he podido olvidar la lectura. Haruki Murakami no es el mejor narrador, pero está lejos de ser malo.
Aquí una reseña de Tokio Blues: El constante olor a muerte en Tokio Blues
Donde no hay Dios
Se trata de un libro de cuentos escrito por Omar Delgado que provoca que te cuestiones la realidad. La narrativa de Omar nos conduce por los lugares que antes aparecían cerrados con un letrero de “Prohibido el paso”, cada uno de sus cuentos nos sitúan en donde no hay Dios.
Habsburgo
De Omar Delgado. Escribir una novela histórica con Maximiliano de Habsburgo como uno de los personajes se puede presentar como una tarea sumamente difícil considerando la existencia de Noticias del imperio, de Fernando del Paso, ganador del premio Cervantes de literatura en 2015. Sin embargo, esta novela nos plantea una nueva perspectiva completamente fascinante que sólo podría tener cabida dentro de la literatura: Maximiliano de Habsburgo y varios personajes más reviven como zombies gracias a una sustancia llamada necroplasma. Benito Juárez –quien forma parte de una orden se sacerdotes- deberá enfrentar al príncipe de origen austriaco.
La situación que vive mi país es un chiste de mal gusto. Y el próximo año pinta para ser peor. Al menos, siempre habrá un espacio para leer y, contrario de lo que muchos creen, encarar la realidad a través de la ficción que nos alimenta y nos prepara para cualquier cosa, creo. Querido posible lector: cuéntanos cuáles fueron tus lecturas favoritas de este año.
¡Felices fiestas!
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