Por Max Santana *
Puedes leer la segunda parte en El diario de Mike | Parte 2
Marzo 21
Ayer sepultamos a Johnson, no estuve triste, me sentía indiferente, como si nada hubiera pasado. No derramé ninguna lágrima por el primer amigo que tuve, este sentimiento es raro y único. Durante estos días fui perdiendo mi humanidad, ya no tengo idea de quién soy. Una increíble sensación de querer morir y vivir me aplasta, de llorar y reír, todo eso al mismo tiempo.
Me encuentro con mi padre y otros 19 hombres en un bosque completamente nevado. De niño siempre quise ver la nieve, jugar guerrillas con ella y hacer muñecos navideños. Usar esta, teñida de rojo, para todo lo que imaginé en mi infancia es algo tétrico y mórbido, los sueños de un niño se han vuelto una horrible pesadilla.
El frío en este lugar es abrumador, ni con nuestros robustos uniformes soportamos el frío. Durante el recorrido falleció un soldado, se quedó dormido y murió congelado, al menos no sufrió. Durante cinco horas caminamos entre nieve y árboles, la poca luz de la luna nos guiaba, así que utilizamos la ropa del hombre muerto para hacer unas míseras antorchas y de paso protegernos de lobos y osos que no se atrevían a salir.
Al salir del bosque nos dirigimos a un viejo bunker anti-bombas, por su estado, dedujimos que estaba abandonado, decidimos entrar.
Marzo 22
Hace doce horas que ingresamos al viejo bunker para descansar, durante la noche escuché pasos en la parte de arriba, también murmullos, no le di importancia, pensé que eran mis compañeros.
Cuatro soldados desaparecieron durante la noche, entre ellos mi padre, los hombres sobrantes y yo fuimos en su búsqueda, nos dividimos para hacer esto más rápido. La angustia de perder a mi padre es enorme, lo único que me mantenía vivo ha desaparecido sin dejar rastro. Después de dos horas de búsqueda los encontramos, muertos. Fueron brutalmente torturados, esta es sin duda una de las escenas más mórbidas y grotescas que he visto, cuatro hombres asesinados de la forma más inhumana que hay, mis intestinos se revolvieron tanto que vomité varias veces. Mi padre murió, ahora no tengo nada que perder.
No puedo dormir ni comer, pensar en la muerte de mi padre me causa dolor de estómago. Las mismas voces de la otra noche regresaron, esta vez más cerca de donde descansamos, ¿Acaso nos encontraron y vienen por nosotros?
Te puede interesar: Dos poemas
Esto es malo, mis sospechas fueron ciertas, nos atacaron por sorpresa. Luchamos mucho tiempo, pero sé que más enemigos llegarán a buscarnos.
Estamos rodeados por todos lados, me encuentro escondido junto a Connor, un médico y James, un recluta como yo. Es de noche y aún nos están buscando, no hemos comido nada en un día, el miedo me está matando lentamente.
¿?
No sé qué día es, tampoco sé la hora. Llevo mucho tiempo encerrado con Connor, James sufrió un ataque de ansiedad y salió del escondite, sólo oímos tres disparos y un fuerte golpe el piso. James había muerto, ahora es nuestro turno.
Siento que ya pasaron horas, días, no lo sé. Mi único espacio seguro es esta sala junto a Connor. Es un tipo de pocas palabras, a veces hablamos de cualquier cosa. Me contó sobre su esposa y sus hijos en un pueblo francés, su esposa se llama Sofía, su hija Marie, en honor a la científica. Connor tiene muchas razones para llegar a casa. En cambio, yo ninguna.
Es todo, no lo soporto más, Connor estaba exhausto, se desmayó desde hace un rato. Esta es la última vez que escribo en el diario, antes de eso quiero dejar un mensaje:
Si alguien encuentra esto y no he muerto, devuélvalo a su dueño.
Mike Peterson, hijo del capitán Steven Peterson.
Sur de Atlanta.
***
“Mike y Connor permanecieron escondidos por cuatro días más antes de ser encontrados por un grupo de rescate, fueron llevados a un campamento cercano”
“Un mes después se gana la guerra gracias a la rendición del enemigo” “Mike logró vivir, se casó en 1950, vivió en relativa paz desde entonces”
*Max Santana. Estudiante de preparatoria con un pie fuera de ella. Amante del terror y el suspenso; imprime un poco de ese gusto en sus historias.
Facebook: Max Santana (clic)