¿Cuándo acabaron los cuentos para niños?

Mi madre solía comentarme muchas cosas que, según ella, mi hermana no debía escuchar. Aunque sólo hay diferencia de cuatro años, algo me otorgaba la confianza para ser su confidente. Pero yo también era una niña.

A menudo cometía el error de mencionar todo en su presencia, e imaginaba que no escucharía nada “porque era muy pequeña”, como si no tuviera la facultad de prestar atención mientras pretendía jugar. Con el tiempo se dio cuenta, su aparentemente despistada hija sabía las cosas que no debería.

the-little-prince-2476434__340
El principito, de Antoine de Saint-Exupéry

¿Cuántas veces subestimamos la capacidad de los niños?

Sé que todos hemos convivido con un pequeño. Sé también que alguna vez han hecho algo que nos deja sorprendidos, por simple que pueda parecer. Entonces, ¿Por qué dudamos demasiado de su capacidad de entendimiento?, los relegamos a actividades sin sentido, no satisfacemos su curiosidad porque sus preguntas las sobreentendemos y nos parecen tediosas. Después de un tiempo, nos preguntamos por qué le cuesta aprender, culpamos a todo el mundo sin señalarnos a nosotros.

Son nuevas generaciones. La niñera de antes ya no lo es a tiempo completo, pues para complementar a la televisión, ha llegado internet.

Gran parte del entretenimiento para niños es una distracción sin objetivo, y de nuevo ponemos en duda su capacidad de entender y aprender nuevas cosas.

Gracias a esto, siempre pensé que la mejor forma de esparcimiento es la lectura.

Con esto en mente, gran parte de mis textos son para un público infantil. En mi afán

Niña-bonita
Niña bonita, de Ana María Machado

de mejorar mi escritura, he recorrido muchos pasillos donde los libros se llenan de colores y dibujos enormes. Entiendo de sobra que muchos deben ser simples y fáciles, para los más pequeños. Pero se limitan sólo a eso, en la mayoría de los casos. Ha sido complicado encontrar libros que llenen las expectativas de la niña que pretendo ser.

Busco, ilusionada, problemas que me darían de qué pensar, historias más profundas que podría hallar detrás de tantos colores. Aún evoco los recuerdos de los cuentos que leía en primaria, como me aburrían hasta el hartazgo cuando no había más por explorar en ellos. Siempre deseé que los libros de texto incluyeran historias para navegar hasta el fondo de las ideas, y no sólo charcos para saltar por encima de estas.


Te recomendamos leer : El principito


Para nosotros, ¿Cuándo se acabaron los cuentos para niños?

No nos interesan estos relatos, buscamos textos que nos hagan adentrarnos a ellos con cada palabra, que nos provoquen nuevas sensaciones, sin la expectativa del empalagoso final de siempre. Esto es lo deberíamos hacer con los cuentos infantiles, sin poner en duda sus capacidades, motivarlos a explorar más y a esperar todo de una buena lectura.

Nosotros también debemos esperar algo, poder leer  estos cuentos y recordar la infancia, sin la sensación de tedio que normalmente los acompaña.

Tendríamos que hacer una revolución, comenzando desde las mentes más jóvenes que hay en casa.

 

 

 

3 comentarios en “¿Cuándo acabaron los cuentos para niños?”

  1. Avatar

    Tengo una pregunta, ¿a qué edad se te hizo tedioso escuchar un cuento de niños? ¿A qué edad cuando empezaste a leer? Yo creo que hay etapas que se van superando.

  2. Pingback: Tecito de Jamaica | Cuento – Vertedero Cultural

  3. Pingback: Desencuentro – Vertedero Cultural

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *