A la memoria de Antonio Lupatelli.
–Ya lo ves, ahora que la banda ha tocado la Canción del Panqueque, empieza el baile.
–¿Qué tiene que ver el panqueque con la fiesta?
–No lo sé, nadie lo sabe. ¿Y a quien le interesa saberlo, de todos modos? Es nada más que una canción que nos gusta
Este, por supuesto, es el secreto de los habitantes del bosque: no hacerse nunca demasiadas preguntas.
-Fragmento del cuento “La fiesta de verano”.
Todos aquellos que tenemos gusto por la lectura recordamos, con mucho afecto, nuestro primer libro. Aquel que nos introdujo al mundo de la literatura.
Da la casualidad que, entre remembranzas de mi infancia, encontré el recuerdo de un viejo libro que alegraba mis tardes de primaria. Y no sabía cuánto lo añoraba, hasta ahora que lo tengo presente.
Se trata de “Historias del bosque” de Tony Wolf.
Para mi poca fortuna, se fue como se han ido muchos otros. Un préstamo, si es que puede llamarse así, en el que esta fantástica compilación de cuentos desapareció sin dejar rastro.
Y, a pesar de tantos años sin él, sigue visible la huella que dejó a principios de mi escritura.

He mencionado un par de veces lo poco que me satisfacían muchas de las lecturas para niños que estaban a mi alcance, pero esta obra no cabe dentro de esa clasificación de textos superficiales.
Ahora que puedo verlo desde una perspectiva diferente, la profundidad de los cuentos allí presentes es digna de admirarse.
No trataban los mismos temas superfluos, ni subestimaban la capacidad de comprensión de los pequeños lectores.
Este seguramente fue el inicio de mi búsqueda por la trascendencia en las obras infantiles.
El libro es un conjunto de cuentos sobre los habitantes de un bosque. Las narraciones nos cuentan las vivencias de los personajes por individual, hasta que comienzan a entrelazarse conforme avanzan los textos.
La aparición de otros seres, siendo las hadas lo primero que evoco, añaden complejidad a las historias.
Es en este punto donde recuerdo que estos no eran los cuentos infantiles de siempre. Aparecieron temas de los que todo el mundo cuida a los niños, llegando incluso a temas tanatológicos. Los que sin duda más me conmovieron, son los relatos donde se apreciaba el fin de la existencia de algún personaje.
Antonio Lupatelli, conocido por su pseudónimo “Tony Wolf”, fue un escritor e ilustrador italiano.
Se debe reconocer su gran labor como artista. En un tiempo donde la ilustración infantil había perdido relevancia en la sociedad, Wolf nos presentó un trabajo de excelente calidad, con sus narraciones reflexivas pero comprensibles para los niños, así como sus dulces ilustraciones.
Estoy segura de que Tony Wolf nos marcó a todos de una u otra forma, pues es reconocido por diseñar el personaje principal en “Pingu”, una serie animada bajo la técnica de claymotion.
Wolf falleció el 18 de mayo de este año.
A pesar de conocer poco de su obra, la admiración se incrementa al percatarme del gran impacto que tuvo en mi infancia, y que tendrá en el porvenir de mi escritura.

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