Los problemas –por ser de calidad humana– apelan a todas las facetas del ser, que es político por instinto. Se quiera o no, este ámbito repercute en la vida del individuo, y así, para la sociedad. Nos movemos en conjunto.
El teatro, en específico, nos plantea, mediante acciones y diálogos, una serie de sucesos que pueden dar cabida a los problemas. Desde su origen ritual en la Antigua Grecia hasta nuestros días, esta rama del arte busca plasmar en la realidad a partir de la imitación. Los personajes son como nosotros y de algún modo nos reflejamos en ellos. Pero, ¿Qué sucede cuando se rompen los cánones para definir la identidad de un personaje?
El dramaturgo Josué Almanza (Puebla, 1988) transgrede algunos preceptos del teatro tradicional en su reciente libro, Subversivo (Fomento Editorial BUAP, 2018), de la Colección Extra(e)ditados. Esta obra de teatro, trasladada al papel, propone una nueva visión de sus personajes. Lo hace otorgándoles nombres propios de los caracteres del alefato, buscando una especie de universalidad –como mencionó en la presentación de su libro que se llevó a cabo en la Biblioteca Central de Ciudad Universitaria– y un tiempo-espacio indeterminado.

Las protagonistas en esta obra de teatro son cuatro mujeres que responden a los nombres de Bet, Guímel, Dálet y Hei. Lo que tienen en común esta mujeres es su papel dentro de una misión terrorista liderada por Sefirot: el rostro misterioso detrás del atentado. La misión acabó mal, dejando tras de sí numerosas muertes a causa de las explosiones de bombas dentro de una embajada. Se descubrieron a las cuatro mujeres y éstas fueron capturadas en un cuarto de nombre “Aleph”. Con pánico e incertidumbre, cada una da su versión de los hechos, uniendo las piezas del rompecabezas: revelando su vida antes del atentado que las llevó a aquel misterioso sitio donde son observadas por una cámara.
La desconfianza y el descubrimiento son constantes desde la primera hasta la última página. La sensación de encierro y de rebeldía son otros de los rasgos que hacen de este libro una experiencia significativa. Uno de los aciertos de la obra es la minuciosa construcción de los hechos a través de la representación dialéctica de los mismos en Bet, Guímel, Dálet y Hei. Desde un viaje en avión donde cada una toma un rol (de aeromoza, de pasajero, del cazador y de la presa) y lo imita, hasta escenas amorosas donde se dan a conocer nombres masculinos como Vav y Zain. Se da a conocer el por qué de la revolución y las pasiones artísticas y sociales que atravesaron los personajes.
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Dividida en diecinueve cuadros, esta obra examina las cuestiones amorosas, femeninas y sobre todo políticas por la búsqueda de justicia en la relación entre el gobierno y el arte. Los diálogos, caracterizados por una potente voz para cada uno, nos sumergen en una postura –estemos o no de acuerdo con ella– e invitan a la reflexión:
Pelear o no pelear, ésa es la cuestión. Al borde de la caída libre uno no piensa más en qué sentido tendría dar un paso atrás. Uno no elige caer en campo de batalla, sin embargo, o tomas un fusil o colocas la frente limpia para que te inserten una bala. No niego mi sed de rebelión, así como nunca negué a mi patria y a mi gente, pero es ahí donde uno no puede ser completamente libre. […] Este mundo es un masturbatorio de poderes y placeres. Renuncio a la idea de tener que dar mi vida a aquellos poderes. Prefiero verla esparcida en el concreto unos pisos más abajo.
Pag. 79
Esta historia, al ser sostenida por personajes femeninos, busca reconocer a la mujer como protagonista y símbolo de fuerza, valentía, voluntad: como hermana, madre y amante. En palabras de Almanza: “La búsqueda de protagonismo de la mujer, ya que en su mayoría, el teatro propone figuras masculinas como representantes”. Esta idea, nacida de su trabajo en la dirección de la obra mostrada por primera vez en 2012 en el espacio Summa Cavea de Puebla, a cargo de Epitafios Laboratorio Teatral, se propaga como toda una unidad. Se propone leer este libro como parte de una trilogía denominada Sinergia de los caídos. En los libros posteriores, se busca dar seguimiento a los cuestionamientos del primer libro, a modo de flashback y de lo consecuente de Subversivo.
En esencia, esta obra le hace honor a su nombre: es una construcción de sucesos, un reconocimiento que luego se ve consumido en destrucción, en trastorno, en revolución.
La palabra subversivo está en todos los idiomas de origen latino. La ficción, los nuevos mundos, la fe ciega, la esperanza, está en todos los cuerpos de cada ser humano existente.
Pag. 118
¿Hasta dónde uno es capaz de defender sus ideales? Este libro “concluye” –ya que le siguen dos libros más– como respuesta a los momentos de injusticia y de problemática social con respecto a la posición del artista. Con un final que te hace estrellarte en seco con la idea de la subversión, considera al teatro como una forma de ver la actualidad. La recuperación de los cuestionamientos que se tienen desde tiempos de Platón, la búsqueda por la universalidad y la proclamación por el amor al ser, ya son, en sí, algo por lo que se debe luchar.
Josué Almanza. Subversivo. Fomento Editorial BUAP, Puebla, 2018. 120p.
ISBN 978-607-525-526-2