Lucía Yunuén Cázares
Quiero hacer pública la medida cautelar de violencia que puse el día 11 de febrero del 2019 en contra de Francisco Amieva Diaz, un exnovio que tuve hace tres años y que ha seguido hostigándome. Las razones las expondré enseguida.
Constantemente me enviaba mensajes en los que, si bien no me ofendía, sí insistía en saber de mí. Yo lo bloqueé y él buscaba la forma de acercarse otra vez, ya fuera creando un perfil nuevo o recurriendo a otra red social de la cual aún no lo hubiera borrado.
También descubrió mi pasado domicilio e iba a tirarme piedras en la ventana a horas de la madrugada, pero como yo nunca le abría y le decía que no quería verlo, la única manera que encontró de estar presente fue grafitteando su apellido en todo el tramo que yo caminaba de mi casa a la escuela que se encontraba a unas cuadras. Incluso rayó la puerta de mi escuela y la de unos amigos que frecuentaba. Parecía que era esa su forma de marcar territorio y yo todo el tiempo me sentía vigilada, hasta tenía pesadillas en las que lo veía caminando hacia mí o en las que, al doblar una calle, me lo encontraba y despertaba de golpe.
La gota que derramó el vaso fue que ahora que vivo en un nuevo domicilio, de alguna forma se enteró otra vez de dónde vivía, pues le mandó mensaje a una de mis roomies, preguntándole (muy seguro de que lo iba a obtener) mi número telefónico (y después me enteré que no fue a la única persona a la que le preguntó). Este último hecho me hizo perder la tranquilidad sólo de pensar que anduviera rondando por mi nueva casa. Así que fue cuando inicié el proceso para ponerle un alto legal y finalmente lo conseguí. Sin embargo, quiero recalcar el hecho de que las autoridades son muy ineptas para tratar casos como este, por lo que quiero hacer un recuento de lo difícil que fue conseguir la medida cautelar que ni a demanda llega:
1.- Hablé con el abogado de la escuela en la que estudio y al contarle el caso me dijo que no se podía hacer nada porque no había pruebas de que me hubiera hecho algo físico. Lo único que hizo fue anotar mi nombre en un post-it por si Francisco me llegaba a buscar en la escuela.
2.- Entonces acudí en compañía de mi mamá y una abogada al Centro Integral de Justicia para Las Mujeres, donde le relaté la historia a una psicóloga y ella me preguntó si deseaba atención jurídica o psicológica. Le dije que Jurídica y me pasaron con un abogado que también me dijo que no se podía hacer nada y que además yo no lo había visto rayando la calle y como es de pensarse podía ser obvio que fuera otra persona la que lo hubiera hecho (¡¿cómo no se me ocurrió antes?!). Total, que al final me terminó dando un papel con la dirección del Centro Estatal de Justicia Alternativa y Restaurativa del Poder Judicial del Estado Michoacán de Ocampo, que está sobre la calzada la Huerta de Morelia, y me dijo que fuera, que allí me podrían levantar una orden de restricción, pero que en caso de que lo hicieran sólo sería con duración de unos tres días.
3.- Fuimos al Centro Estatal de Justicia Alternativa y Restaurativa del Poder Judicial del Estado Michoacán y nos dijeron que allí no levantaban ordenes de restricción, pero una mujer nos imprimió parte de un Protocolo de Actuación Judicial para la protección frente a la violencia de género (el link acá por si a alguien le es de utilidadhttp://www.poderjudicialmichoacan.gob.mx/…/Protocolo_Actuac… ) y nos mandó a la Oficialía de Partes que está cruzando la calle.
4.- Antes de pasar a lo que respecta a la Oficialía de Partes, quiero señalar que un hombre que trabajaba en esta oficina me dijo que “se va a escuchar mal”, pero que por qué no iba a buscar a Francisco a alguno de los lugares que supiera que frecuentaba y que tratara de provocarlo para que me hiciera algo y que entonces ya le tomara una foto o vídeo para tener una prueba.
5.- Fuimos a la Oficialía de Partes y nos dijeron que necesitaban el domicilio de Francisco para hacerle llegar el oficio y que sin el domicilio no se podía hacer nada (o sea, que uno aparte de andarles rogando tiene que hacer trabajo de detective). Pero para esto ya eran casi las 3:30 y las oficinas las cierran a esa hora, así que tuvimos que irnos y regresar al siguiente día. Me vi en la necesidad de pedírselo a su hermana, que al descubrir el fin para el que lo quería, defendió a su hermano, asegurando que era un casi santo y, además, me amenazó diciendo que me responsabilizaba de cualquier cosa que le llegara a suceder a él.
6.-Al siguiente día, ya con los requerimientos cubiertos, levantaron un oficio con el cual nos recibieron en el quinto juzgado familiar, pero al llegar allí la jueza nos dijo que ese trámite no lo podía hacer (cuando en el protocolo del punto 3 dice que sí), así que replicamos y de mala manera la jueza accedió a decirle a uno de sus empleados que me tomara la declaración. Eso fue el viernes 8 de Febrero y la orden me la entregaron hasta el día lunes de la siguiente semana.
7.-Al terminar la declaración, una señorita me tomó datos acerca de mi color de ojos, pelo, piel, forma de la cara, señas particulares, etc; mismos datos que ya me habían tomado en el Centro Integral de Justicia para las Mujeres. Le pregunté a qué se debía que tomaran esa clase de datos y me dijo que son medidas que está tomando el Gobierno ante el incremento de violencia hacia las mujeres, por si algo me llega a pasar. ¿Por si me matan ya tener un registro de mis señas particulares?
8.- El día lunes 11 de febrero que me entregaron la orden fui a hablar con la abogada que me habían asignado y me dijo que me la habían dado por tiempo indefinido y no por tres días como me dijo el abogado del punto dos.
Así concluyó todo, me quedo pensando en lo difícil que es, en la cantidad de nombres escritos en post-it que no alcanzan nunca la importancia que merecen, ni siquiera cuando aparecen escritos con rojo en las páginas de algún periódico.


*Lucía Yunuen Cázares (Uruapan, Michoacán, 1999).
Ganadora del tercer lugar, por dos años consecutivos en el concurso de cuento de la universidad Don Vasco A. C. Ganadora del concurso estatal de cuento Eduardo Ruíz en el año 2015.
Ha participado en varias antologías de poesía.