Para Chigo
Porque celebro su vida hoy como todos los días.
“Niño de perlas hermosas, ahora decoradas con hilo de plata, ¿Por qué no las dejas salir un rato?”
El mundo no deja de florecer cuando pasea con la mirada perdida, en busca de algo que ya tiene.
Todas las noches brinca de nube en nube, no deja nada al sueño. Y por los días, sus ojitos adormecidos son prueba de esto.
¿Qué mantendrá ocupados sus pensamientos?
Mientras él piensa en un amor, todos posan su vista en el niño de telas geométricas.
A veces me visita en sueños, a veces se queda en ellos hasta que lo vuelvo a encontrar, y materializa mis deseos en esas perlas que me gustan tanto.
Risueño, juega en el jardín sin notar cuántas damas lo observan.
“Salta a la luna y vuelve a la cuna” repiten sin cesar, Estrellas en alta envidia.
Baja al mundo sin fondo, ese que lo maravilla y lo repele al mismo tiempo, sólo para quedarse conmigo a contar corderos.
El Sol sale a acariciarle el cabello, mientras atrapa a la Abeja azul más distraída de todas.
Con ternura se la adueña. La cree suya, y lo es.
¿Podré mostrarle lo evidente? Eso que tiene entre las manos y que busca tanto.
Parece que no lo ve, a pesar de tenerlo en los brazos, pegado a los labios e incrustado en el corazón.
“Niño de perlas hermosas, ¿Me las muestras una vez más?”
Sonríe y me hace sonreír, pensando en la dicha de haberlo conocido.