Vértigo de caracol
Cuánto berrinche hace el cielo
que al horizonte le abruma,
la arena arranca a la espuma
cada granito de suelo,
relampaguea el desvelo,
duerme lejana la aurora,
las olas golpean la eslora
de un barquito de papel,
se arremolina la piel
por la nostalgia que aflora.
Paradise Lost
Si me dices infame
lo llevaré
como epigrama en escudo de armas.
Soy Lilith hasta el fondo del espejo
y me han corrido ya del paraíso.
No miento porque no lo necesito.
La historia la conoces.
Y no te asombres
si tus palabras las tomaré de reto,
de cuentas de collar,
y haré con tu desprecio un amuleto
o una vela blanca
o tan siquiera un remo.
Que la fortuna,
ella también,
es de quien la trabaja
y la navega.
Y es igual si vuelas,
me encargó el cielo de que te dijera.
Octavas para declarar la guerra
No me oirá nunca más hablarle en prosa,
sin embargo, nomás tenga ocasión,
que se espere sablazos de furiosa
daga (de frente, no será a traición),
puesta en escena que lucirá airosa,
vuestra merced conoce la razón:
piénselo bien, afílese el denuedo,
vine con tirria, no vine con miedo.
No crea que aminora mi desprecio
ni un ápice, una coma, una migaja,
vuestra merced es un bellaco necio
como entre redondillas lo desgaja
la santa mía patrona en verso recio,
la santa que me presta la navaja:
se lo ha ganado, chico, y no asonanto,
en octavas reales se lo canto.
Si quiso hacer despojos de mi amor,
páreseme de frente al arma blanca.
Sé que es mucho pedir duelo de honor
ante un villano que se desbarranca,
lebroncillo sin temple ni valor
que llora golpes antes de ver tranca.
Ante reto que le acorrala asedio,
ante guantazo, no tendrá remedio.
Se despereza Medusa en mi cabello,
Artemis llameando en mi pupila,
traigo grabado en el escudo el sello
de la lanza con que Atenea destila
guerra, de las Erinias el resuello
suena, retumba, aúlla y aniquila.
Me despido y una advertencia encajo:
al filo de la rima vendrá el tajo.
0 comentarios en “Paradise Lost | Tres poemas”
Pingback: Lectura del Decamerón en italiano medieval – Vertedero Cultural