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Lecturas para la cuarentena | Cinco ensayos literarios de descarga libre

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El contexto internacional que vivimos nos ha obligado al confinamiento. Con la intención de hacerlo más llevadero diferentes editoriales e instituciones han puesto al alcance de todos algunos de sus títulos, sin contar con la infinidad de textos de libre acceso ya existentes. El cuarto día de este dossier Laura Sofía Rivero recomienda varios textos, algunos de ellos ya clásicos.

Laura Sofía Rivero*

Mi amor por el ensayo literario, ese género tan difuso y vacilante, crece en momentos como éste que parecen estar hechos para él. Por ser el género de la duda y la zozobra, me parece un excelente compañero en la incertidumbre. Agradezco a las editoriales independientes y a proyectos institucionales que ponen en línea algunos títulos de su catálogo, pues permiten dar recomendaciones acatando los principios de la sana distancia. Todo con la facilidad de un clic.

Hoy mis principales páginas abastecedoras de libros electrónicos son cuatro. Por un lado, está la favorita Tumbona Ediciones que con su línea editorial me introdujo en los caminos del ensayo inglés y la prosa disidente. Los insólitos libros publicados por este sello que se pueden leer en línea incluyen: 62 maneras de apoyar la cabeza (y unas cuantas más) de Georg Lichtenberg —muy oportuno ahora que el cuerpo ya no sabe ni cómo acomodarse—, La sonrisa de la desilusión de Guillermo Espinosa Estrada —excelente para pensar en las tonalidades del humor—, y el vigentísimo Contra el copyrigth que incluye textos de Richard Stallman, Wu Ming, César Rendueles y Kembrew McLeod.

Por otra parte, he disfrutado de leer las dos colecciones de El Quinqué, una cooperativa editorial tapatía que se guía bajo la premisa del copyleft . En la serie Dominio Público recupera textos clásicos libres de derechos en traducciones nuevas con el propósito de que puedan distribuirse a plenitud; allí pueden leerse Vidas imaginarias de Marcel Schwob, Bartleby, el escribiente de Herman Melville o Un Lance de Dados de Stéphane Mallarmé. Mientras que en la Colección 21 han editado títulos como Antígona González de Sara Uribe y Crónicas de un nuevo siglo de Xel-Ha López Méndez.

No quiero omitir que el Fondo Editorial Tierra Adentro en los últimos días ha puesto en línea algunos de sus libros publicados durante el 2018. Me parece una fortuna porque entre ellos seleccionó Principia de Elisa Díaz Castelo, un poemario que no me cansaré de recomendar. En estas jornadas plagadas de terminología científica que puede parecernos estéril y sosa, considero saludable leer esta serie de poemas que buscan dotar de lirismo al lenguaje de las ciencias. No sería una exageración asegurar que Principia es uno de mis libros preferidos de poesía, pues regreso a él con cariño, emoción y asombro. Cada lectura restituye mis ganas de leer y de escribir, menoscabadas en días difíciles por la prisa y los deberes.

En la página de Literatura UNAM, entre el vasto catálogo proveniente de varios de sus sellos, se pueden leer dos libros de ensayistas jóvenes: Punto ciego de Diego Casas y Papel picado de Carlos A. Chávez, un libro que obtuvo el Concurso Ediciones Digitales Punto de Partida 2018.

Entre todos estos sitios, elegí cinco títulos que representan algunas de mis lecturas recurrentes y que, a mi consideración, pueden introducir al ensayo literario a los curiosos que deseen un punto de inicio. No debería aclararlo, pero lo haré: estos disparos de salida, azarosos e inexplicables, fueron los míos. No pueden (ni deberían) marcar un censo de qué es lo que se lee en este país, en esta ciudad ni en este tiempo. Sólo son un indicador de lecturas personales que comparto como comparto todo lo que deja una huella en la red: con cierto pudor y con la tenue fe de que puedan servirle a alguien.

En mi biblioteca personal, no encuentro una lectura más perfecta para estos días en que el ocio se vuelca a pensar en el ocio mismo. Si la casa constriñe, si las labores se acumulan, si tememos por no tener tiempo y tememos también por tener de sobra… En este libro Rafael Lemus se pregunta por las vicisitudes del trabajo en una prosa muy disfrutable. Rescato un fragmento:

Para ser sinceros, hay que decir que el capitalismo ofrece una extraña paradoja: nunca se había trabajado menos, nunca se había trabajado tanto. A la vez que redujo las horas de trabajo e inventó la semana laboral de cinco días, la sociedad capitalista impuso una certeza protestante: el trabajo es bueno. Primero fomentó el ocio y luego, cuando vio que el ocio no era rentable, decretó: gasta, consume, trabaja en tus horas de descanso.

Contra la vida activa, Rafael Lemus

Cuando alguien proveniente de las catacumbas académicas me pide una recomendación de lectura que le dé un panorama del ensayo personal y libre que se hace en nuestro país, suelo sugerir este título. A mis manos llegó incluido en un paquete de libros que recibí como regalo cuando estaba en la universidad y me sirvió como un mapa de las posibilidades del género. El prólogo que hace Vivian Abenshushan resulta muy útil para diferenciar el ensayo de lo que ella llama “prosa enlatada”, textos que son más bien artículos, reseñas, periodismo cultural. La diversidad de tonos y de estilos puede ayudar a un lector novel de ensayo a encontrar autores nuevos y afilar los intereses propios. Uno de mis textos favoritos es “El ensayista que no quería citar y otras historias” de Eduardo Huchín, (que funcionó incluso para bautizar un taller de ensayo: Aldea Montaigne).

Esta antología publicada apenas en el 2019 por El Quinqué, ofrece un buen compendio del ensayo inglés. Incluye “Una modesta proposición” de Jonathan Swift, polémico texto que André Breton catalogó como precursor del humor negro por su parodia descarnada y mordaz, (suelo preguntarme qué pasaría si Swift escribiera algo así actualmente).También pueden leerse dos textos que dialogan entre sí por el tema que entrañan: “Pluma, lápiz y veneno. Un estudio en verde” de Oscar Wilde y “El asesinato considerado como una de las bellas artes” de Thomas De Quincey. Además de “Una disertación en torno al lechón asado” del estupendo Charles Lamb que suele ser incluida en muchas antologías de ensayo inglés (quizá las inclinaciones glotonas de los editores). Una aportación que me resultó muy atractiva fue la selección del texto de Maria Edgeworth, “Un ensayo sobre la noble ciencia de la autojustificación”, publicado en 1795, pues pone en relieve problemas bullentes sobre lo que significa ser mujer.

Este libro que obtuvo el Premio Nacional de Ensayo Joven José Luis Martínez 2018 teje diversos textos al respecto del cover : escrituras sobre otras escrituras. Problemas tan complejos como la adaptación y la traducción son explorados con el estilo humorístico tan identificable en la narrativa del autor. Me parece un excelente ejemplo de que el ensayo, aunque es tildado por algunos de ser una “escritura erudita”, no debe renunciar a ser capaz de entretener y hacer pasar un buen rato a su lector. El ensayo que da título al volumen, “Strauss quería pastel”, retrata los comportamientos cumpleañeros de las celebraciones mexicanas mientras que nos cuenta la hipótesis de cómo el Danubio azul se convirtió en el himno por excelencia para apagar las velas del pastel.

Debo confesar que a este libro le tengo un cariño muy especial, pues lo conocí por recomendación de una colega ensayista en un curso de verano. Fue mi primera lectura de ensayo literario desde los ojos de alguien que ya quería comenzar a escribirlo. Lo que hasta ahora me fascina de este libro es que José Israel Carranza hace del género no la puesta por escrito de una opinión, sino el ejercicio de un estilo. El cuidado de su prosa me hace recordar que el ensayo, vinculador de mundos discordantes, es también una escritura incómoda incluso desde las formas elegidas. Varios textos son mis favoritos, pero destaco: “Tarde o temprano” sobre las ganas de abandonar al cigarro, “Elogio en rosa” sobre la Pantera muda, y “La invención de la ciudad”.


Fotografía de la autora tomada de Enciclopedia de la Literatura Mexicana

*Laura Sofía Rivero (Ciudad de México, 1993). Ensayista. Obtuvo el Certamen Internacional de Literatura “Sor Juana Inés de la Cruz” 2017 por el libro Tomografía de lo ínfimo, el Premio Dolores Castro 2016 por Retóricas del presente (IMAC, 2016), el III Concurso Nacional de crítica literaria “Elvira López Aparicio” 2016, entre otras distinciones. Ha sido becaria de la Fundación para las Letras Mexicanas y del programa “Jóvenes creadores” del FONCA. Ha publicado en las revistas Nexos, Letras libres, Tierra Adentro, Revista de la Universidad de México, entre otras.

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