Los horrores de un eterno retorno | Tres poemas

CC0 Imagen: L’Énigme, Gustavo Doré

Tres poemas con un matiz sombrío

Francisco Valenzuela Saravia*

El amanecer de los corazones negros

a lo Hemingway
de un escopetazo en la frente daré fin a mi (no) vida
esto de cortarme las venas -a la romana- en medio del bosque
toma demasiadas horas      demasiado tiempo
disculpen por toda la sangre chicos
con esto inauguro las malaventuras que darán nombre al Black Metal
disculpen que me vuele los sesos (igual de) descerebrados amigos míos
pero mi fatalidad comenzó mucho antes de MayheM
aquel décimo invierno en que un accidente de patines
me transportó al Helheim allí donde aguardan las raíces de Yggdrasil
y los témpanos de Hela: atmósfera que acabó con el pequeño Per Yngve Ohlin
Dead me rebautizaron los espectros del rock los mismos que de grande entre pesadillas
-síndrome de apnea-hipopnea le llamaron los doctores-
dictaron teñirme de blanco y negro y representar un putrefacto cadáver
los mismos que mandaron enterrar mi ropa por semanas antes de cada show
con el fin de celebrar el hedor de la muerte
misma fetidez que expelía mi vasta colección
de ardillas                y pájaros              y gatos podridos
                 víctimas de mi calmo latir
mi leyenda quedará por siempre atada a las iglesias ardientes de los noventa
piromaníacos sacrilegios efectuados en pleno auge del paganismo escandinavo
por siempre seré la cara (destrozada) de aquel satánico imaginario
pero ni la fama consuela            ya nada es divertido
no aguanto la curiosidad
               uno debe morir para encontrar la paz interna

Los horrores de un eterno retorno

entresueños aprecio los surcos en mis palmas
estas líneas son también las de otro
estas partículas      este polvillo sideral que nombro
una masa      una equis elevada al infinito
será replicada         me digo
tal vez renací con calcado semblante
tal vez cometí mismas acciones
mismos sentires
mismas equivocaciones
que aquel
¿acaso soy un calco? ¿un remedo?
¿cuántas regresiones aguantaré?
¿es el hambre por el hambre acaso?
¿varía si quiera el hábitat? ¿la trama?
mis gemelos antepasados y descendientes
fueron y serán en ésta la tercera roca del sistema
hasta la implosión del universo
existiré por siempre idéntico
en este limbo atemporal e involutivo
mi gnosis se repara en cuerpos análogos
¿el tiempo todo lo destruye
o lo reconstruye?

HTTPS://SOUNDCLOUD COM/SAINT-OF-HOPE/ATHENAS-DEATH

Seiji Yokoyama       Kazuko Kawashima
intérpretes de la melancolía
cronistas de la tradición occidental
                   -evocar lo clásico o antiguo-
su lamento moderno da nuevos bríos
a una sensibilidad en proceso de expiración
                     milagro estético        accidente
que bien puede ser fenómeno
de estudio para extraterrestres
formas ulteriores que al recabar entre cascajos
concluyan que Japón no era solo una espada
o caballo de mar partid@ en islas
sino también el más patético de los pueblos
un herido artista de postguerra
que a partir de dos godzillas atómicos
recreó una cultura original
esto a pesar de tener que asimilar
los modos bárbaros de los forasteros
costumbres que los nipones lograron sortear por décadas
al menos hasta la llegada de los barcos negros

*Francisco Valenzuela Saravia. Periodista, comunicador social y bibliotecario. En 2015 publica su primer libro: Los Colores de la Tribu con la Editorial Alto Horno. En 2017 gana el “Concurso Poesía Divergente” de la Editorial Casa Litterae que lo hace acreedor de una nueva publicación, llamada: Poemas e Híper-Poemas, con el que además logra ser finalista del Premio Ceres, en 2019.

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