Diego Santiago Quintero / Iván Gómez | Fotograma del corto.
Una plática con el director y la directora de fotografía del cortometraje En la nada (2019).
Luis Paulo de la Fuente
Me interesa mucho encontrar un punto medio entre el entretenimiento y el arte. Me parece que encontrando ese punto se hace mucho más accesible a un público amplio, no quiero que mi cine sea para un grupo reducido de personas, quiero que se vea pero sin caer en el punto de total entretenimiento, sino que haya un espacio para la reflexión, y la apreciación:
“Al ser mordido por una serpiente “El Hombre” lucha por buscar ayuda en un lugar donde nadie puede ayudarle”. FilminLatino.
En la nada (2019) es el primer cortometraje dirigido por Luis Paulo de la Fuente, basado en el cuento “A la deriva” (1917) de Horacio Quiroga. La experiencia durante la visualización es intrigante. La dirección de fotografía, realizada por Sofía Carrasco, es fluida, generando un ritmo vertiginoso acorde a las necesidades de la narrativa.
Luis Paulo de la Fuente y Sofía Carrasco nos platicaron sobre el procedimiento de la realización del cortometraje, las experiencias que hay detrás de una producción cinematográfica y cómo es el medio para los jóvenes cineastas, entre otros temas.
En la nada estará disponible hasta el 21 de agosto en FilminLatino.
dsq.

Iván Gómez (IG). Aunque parece una pregunta tonta, dado que Quiroga tiene una poética y cuentística entrañable, también parece una pregunta obligada, ¿por qué Horacio Quiroga y su cuento “A la deriva”?
Luis Paulo de la Fuente (LPF)*. Esta fue nuestra primera realización cinematográfica, en la carrera hay tres: en quinto, en sexto y la que se realiza para la tesis; para la primera nos ponen algunos candados: que sea una adaptación, que el guion tenga una longitud máxima de seis cuartillas y la más grande era que debía grabarse con luz natural. Porque, como vamos a la mitad de la carrera, hay cosas que no hemos visto… en principio me disgustaron estas trabas. Uno como creador de historias desea plasmar sus propias historias, no hacer las de otros… Busqué una historia simple, de manera que me sirviera como lienzo en blanco para convertirla en mi historia: apropiarme de ella; me acordé entonces de Horacio Quiroga, sobre todo por “El almohadón de plumas”; luego di con “A la deriva”: una historia de un hombre que es mordido por una serpiente y de ahí seguimos su situación; pensé que podía convertir esa premisa en mía. Para entonces tenía varias ideas que quería realizar. Como en cada realización, postulas tu guion y puedes ser elegido, me dije: podría ser mi única oportunidad para dirigir durante la carrera; por ello combiné muchas ideas que ya traía, al final, creo que quedaron muy bien con la base que planteaba Quiroga.
Diego Santiago Quintero (DSQ). En el cuento de Horacio Quiroga, el autor genera en el lector una constante tensión sobre lo que le ocurrirá al hombre. Su cortometraje, generan la misma sensación, ¿cómo transmitieron y transformaron esa tensión en el guion, en la fotografía y qué implicó en la dirección?
LPF. EL cuento es muy rápido, lo que te mantiene al tanto de la situación y del personaje. Teníamos seis cuartillas de guion, que en tiempo de cine son más o menos 6 minutos (nos gusta pensar que cada cuartilla es un minuto) para mostrar el descenso de su sanidad tanto física como emocional, combinado con el elemento del narrador, más la fotografía: la propuesta era que visualmente luciera como wéstern pero que temáticamente fuera lo opuesto.
Sofía Carrasco (SC)**. Para generar esta tensión, desde el comienzo sabíamos que nos enfocaríamos en realizar muchos planos rápidos, de modo que nunca se perdiera al personaje ni lo que le pasaba, esto se suma a una propuesta realista que buscaba enfocar el sudor de nuestro personaje, la luz dura que golpeaba directamente en su cuerpo y demás texturas que sumaban al objetivo. Mi área fue muy importante para generar el ritmo que la historia necesitaba. En eso ayudó mucho todo el proceso de planeación junto con el personaje, y analizar cómo se van dando los procesos, desde le lectura del guion y de cómo se puede llevar a cabo con el ritmo visual.
LPF. Desde que hicimos el storyboard estaba la propuesta de que cada vez que el personaje saliera de cuadro, en el siguiente entrara por donde salió, eso combinado con la propuesta del wéstern, donde vemos paisajes muy amplios con la silueta de un hombre pequeño. Quisimos reflejar una nada dentro de la nada, una con la que el hombre no puede. Esa combinación de elementos hace que todo se sienta con más ritmo.
IG. Siguiendo ese hilo, ¿cuál es la función de los planos generales en el corto? Lo pregunto porque estos son los más sugerentes.
LPF. Va hacia lo mismo. Visualmente queríamos algo árido, como una película de vaqueros pero que temáticamente fuera lo opuesto, algo más cercano a lo patético: vemos cómo un hombre está muriendo y la gente más cercana a él no puede ayudarlo. La nada es un elemento importante para generar la sensación de soledad. También quisimos que la enormidad que lo rodea proviniera del narrador que lo va siguiendo: esa voz extraña que el hombre no puede comprender pero que tampoco le importa, porque no tiene tiempo.
IG. ¿Cuáles son las influencias detrás de la voz en off?
LPF. Quería jugar con el rompimiento de la cuarta pared. Me pareció interesante partir del mismo punto del que lo hace el cuento: un hombre está trabajando y pisa algo blando, y que pareciera que esta narración sería algo más: un guiño a la historia original. Mientras tallereaba el guion, el narrador estaba de hueva, pero llega un punto en el que rompe la cuarta pared y se vuelve parte de la historia, y creo que eso es lo que atraía, ese pequeño twist: va de un narrador que sólo es omnisciente a convertirse en otro personaje. También lo busqué para darle humor al corto, si te cuento la premisa: un hombre es mordido por una serpiente, busca ayuda y nadie lo puede ayudar… bueno, suena horrible, pero queríamos un balance: sacar esa historia deprimente con humor, un humor negro… necesitábamos un tono negro, de ahí nace el narrador. Si habláramos de referencias, pienso en películas de los hermanos Cohen: tramas dramáticas tratadas con humor, con personajes bizarros que hacen que se eleve el balance entre lo trágico y lo humorístico.

DSQ. Y esto hace que sea más aceptable para el público, en el sentido de que no sufre tanto.
LPF. Claro, si sólo tuviéramos el lado trágico te dejaría el mal sabor de boca; pero con esta mezcla, ¡la gente acaba contenta!, por lo que nos han dicho. Hay una especie de redención al final, tanto para el personaje, que ha sufrido mucho en ocho minutos, como para el espectador.
DSQ. ¿Cómo es el salto de una realización universitaria a algo pensado para que se vea?
LPF. Creo que siempre hay que apuntar a hacer lo que tenemos en la cabeza y olvidarnos de que es algo estudiantil, porque si sólo lo viéramos como algo estudiantil comenzaríamos a ponernos trabas por recursos. Me interesa mucho encontrar un punto medio entre el entretenimiento y el arte. Me parece que encontrando ese punto se hace mucho más accesible a un público amplio, no quiero que mi cine sea para un grupo reducido de personas, quiero que se vea pero sin caer en el punto de total entretenimiento, sino que haya un espacio para la reflexión, y la apreciación de la belleza del cuadro, la composición y todo el trabajo que se realiza en pre-producción.
IG. Me quedé pensando en lo que decías de la redención. Al final hay una mano que se aproxima a algo, o piensa que se aproxima, ¿esperanza?
LPF. Sí. Las ganas de seguir viviendo. Quería traducir el alejamiento de las personas, el encierro en sus propios mundos. Este personaje se ha encerrado, está alejado de sus seres queridos y la mordida de la serpiente le permite una reconexión: mierda, estoy vivo y quiero seguir viviendo, quiero regresar para buscar a esa gente que me pueda ayudar pero ya no están, ya es muy tarde para eso. Y al final él se da cuenta de todo lo que tenía y lo que pierde, si tan sólo hubiera hecho algo antes de que fuera tarde; el final es ese descubrimiento del amor que tenía, el que tenía de su esposa, de su compadre, y de cómo todo eso lo perdió. No logra lo que quería, ya que tiene las ganas de vivir, pero, por lo menos se da cuenta, ¿no? Ahí está la redención.
IG. Dadas las circunstancias escolares, ¿cómo se formó el crew? ¿Qué visiones hay en común?
LPF. Ya habíamos trabajado juntos en otro proyecto y ejercicios escolares. Así vas notando con qué gente conectas. Sofía es una cinefotógrafa muy brillante y además compartimos varias cosas en común, como la fascinación por el wéstern. Cuando le decía cómo quería la imagen ella me entendía y además aportaba. La música la realizó André Beltrán. Y el productor, Raúl Frasto. En el sonido trabajamos con Ian López, quien sabe mucho de su departamento, y tuvo sus propias aportaciones al proyecto, como la forma en la que deseaba que se escuchara; teníamos un reto en cuanto a sonido: ¿cómo hacer que se escuche la nada?
DSQ. ¿Qué aporte hay de la directora de fotografía tanto en la pre, en la producción y la postproducción?
SC. Parte desde el momento en el que lees el guion. ¿Qué quiere contar el director con esta historia? Entender su visión y aportar la tuya para que se haga más sustanciosa. Luego los storyboards, los bocetos hasta que quede el storyboard muy definido. Luego hay un proceso más técnico donde sólo entra el director de fotografía: el listado de tomas en relación con los tipos de lentes. En el rodaje se deben corregir o agregar cosas. En la postproducción se debe corregir el color. Nosotros queríamos un tono desértico, árido, y cuando comenzó la grabación nos topamos con un entorno verde: flores de todos los colores… ¡un caos! Y ya era octubre, se suponía que ya debía estar seco… En corrección de color debimos manipular las tonalidades. No teníamos el mejor equipo, lo que complicó generar un tono cercano al que buscábamos.
LPF. Y la dificultad de grabar con pura luz natural. Nos sentíamos como en un espagueti wéstern, como se hacía en aquella época, donde el sol era nuestra única fuente de luz: si grabábamos una escena a una hora y la siguiente a la otra, las sombras podían cambiar, ¡sólo por una hora!
SC. Así nos pasó… tuvimos que esperar a que una nube inmensa se quitara para evitar problemas de continuidad.
LPF. Y hubo más…
IG. Justo ahora que mencionan los problemas, nos interesaba saber eso, ¿qué problemas enfrenta la realización de un cortometraje? Este en concreto. No tanto para ver lo negativo sino para conocer la experiencia de cineastas noveles.
LPF. Todas. El clima.
SC. EL primer día de rodaje sí necesitábamos nubes y no había nada de textura en el suelo. Hubo que hacer reshoots.
LPF. EN la subida a un monto, una camioneta ya no quería subir, entonces tuvimos que agarrar todo el equipo y levarlo así.
Presupuesto. El dinero estaba muy exacto. O el equipo, el primer día de rodaje se nos fregó porque teníamos unos lentes defectuosos, tuvimos que regrabar mucho del primer día pero sin presupuesto para mantener el crew, para ese día tuvimos que recortar a muchos de personal, sin asistentes, como director estaba dirigiendo pero estaba en otras chambas; nuestros productor estaba en la chamba de arte y asistiendo a Sofía.
Y al final, con todos los problemas que hubo, acabamos con un producto del que nos sentimos orgullosos. Fue hasta mejor de lo que tenía en mente, porque uno como escritor tiene su historia pensada de alguna manera, pero el crew también mete su parte, postulan sus propuestas y eso propicia a que el producto acabe siendo mejor.
DSQ. Hablando sobre presupuesto, equipo, apoyo, ¿qué tanto apoyo hay a cineastas jóvenes?
LPF. Tuvimos el apoyo de la universidad en cuanto a equipo. Aunque, por no ser de semestres finales se nos dio… bueno, no fue lo mejor. Hubo que moverse para conseguir patrocinios, rifas, fue un presupuesto muy exacto. El último día ya no contábamos con presupuesto.
DSQ. ¿Qué significa para un/una cineasta novel entrar a FilminLatino, uno de los espacios que más fomenta el cine nacional independiente?

LPF. Lo primero fue empezar a moverlo por festivales, el público reaccionó de manera muy buena…Fue un inicio difícil, con esta situación muchos festivales se pospusieron o cancelaron, teníamos el corto enviado a varios y recibimos muchos correos informándonos que tal festival ya no se realizaría. Hubo también un proceso de investigación para saber dónde sí mandar el trabajo.
IG. Además de lo económico, o pese a lo económico, ¿qué implica hacer cine en México?
LPF. Lamentablemente la industria en México podría ser mejor. Todo mundo sabe que el talento fluye por todos lados pero no hay apoyo, es una realidad. En México se hacen muchísimas películas y es muy triste que sólo un porcentaje reducido salga a salas. Si no vamos a recibir presupuestos por parte de externos, creo que lo único que nos queda a los realizadores es unirnos… pero implica pasión, visión.
*Luis Paulo de la Fuente es un estudiante en la Lic. en Artes Cinematográficas y Audiovisuales de la Universidad Autónoma de Aguascalientes donde ha trabajado en proyectos de tesis (Rutacea y Pozme) al igual que en el Rally Universitario Giff (PEPE.co). “En la Nada”(selección oficial ficmonterrey, FCU UVAQ, NEBULA, FROSTBITE iff) es su primer cortometraje como director.
**Sofía Carrasco. Estudiante de la Lic. en Artes cinematográficas y Audiovisuales. Desde 2015 empezó sus estudios en Fotografía en el Centro de Artes Visuales, su trabajo se ha llegado a publicar por la revista B&N en NuevaYork “Photographize”. Actualmente en cine se enfoca en el área de Dirección de Fotografía donde ha realizado y asistido en varios cortometrajes, ha participado en el rally GIFF 2019, y obtenido becas para distintos talleres de la AMC.