Xander Guzmán | Foto: Recuperada de www.facebook.com/moreliafilmfest/photos/
Entrevista realizada por Xander Guzmán a Daniel Hernández Delgadillo por el cortometraje Huir (2020), el cual se estrenó en el marco del 18° Festival Internacional de Cine de Morelia 2020
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Huir (2020, Daniel Hernández Delgadillo) forma parte de la Sección de Cortometraje Mexicano de Ficción del Festival Internacional de Cine de Morelia. Es uno de los títulos presentados en la 18ª edición del FICM.
Nos habla acerca de Juan, un joven chileno estudiante de cine que es testigo de la desaparición forzada de sus amigos durante su estancia en México. Ante la situación, se ve forzado a huir del país y refugiarse en Berlín, buscando la manera de encajar en el nuevo país donde ahora se encuentra. Sin embargo, la memoria de sus amigos sigue viva en su recuerdo, por lo que tendrá que ver la manera de no olvidarlos, a pesar de la distancia y de lo acontecido.
Daniel Hernández Delgadillo es un director, guionista y productor mexicano. Graduado en Artes Audiovisuales por la Universidad de Guadalajara. Su trabajo como cineasta ha sido mostrado en festivales como Cinélatino Rencontres de Toulouse, Curta Cinema en Río de Janeiro y Ambulante. Actualmente es realizador documental para la revista de educación política fluter, autor independiente para VICE México y asistente de producción en el proyecto académico de formación documental “Territorios Interiores” para el Departamento de Imagen y Sonido, UdeG. En esta ocasión, lo entrevistamos con motivo de la realización de este cortometraje y su sentir hacia la película.
Xander Guzman (XG). Para comenzar, me gustaría preguntarte ¿Por qué elegiste ese tema y ese contexto para llevar a cabo el cortometraje Huir?
Daniel Hernández (DH). Lo elegí porque yo soy parte de ese contexto, yo soy parte también, de esa comunidad de estudiantes. Lo fui en ese 2018, el año en el que los 3 estudiantes de cine desaparecieron. Y me siento parte de ese lugar, de la comunidad. El hecho de que esto le hubiera sucedido a ellos no marca ninguna diferencia en que me pudiese haber sucedido a mí o a uno de mis amigos o de mis compañeros. Parto de ahí, de la empatía, porque somos de ese mismo grupo, parte de esa población vulnerable a esa violencia. Me pareció que lo que sucedía nos convocaba a todos como comunidad. En realidad, fue muy inmediato el habitar la piel de esos compañeros.
XG. Claro, comprendo también esa parte empática del contexto en el que se desarrolla la historia. De igual modo como realizador, me intriga saber cómo fue que se da esta conexión cinematográfica entre Chile, México y Alemania. ¿Cuál fue la dificultad de unir estos 3 lugares en la historia?
DH. Pues mira, te puedo decir que más que una dificultad, creo que es uno de los grandes valores de esta película, más allá de su búsqueda formal o de sus búsquedas temáticas, incluso, de su deseo de rebeldía. Creo que el haber coincidido con Juan, con Camila o con Alejandro, el haber estado en Berlín justo en ese momento, el hecho de que estuviéramos juntos y haber coincidido en el momento en que esto estaba sucediendo en México, para mí fue como una gran bendición, por dotarle de un nombre. Es imprescindible para que la película suceda que estos 3 elementos, que las 3 naciones se hayan conjugado en ese momento, en el tiempo y espacio. Es lo que le permite a la película existir. Quizá si yo no hubiera encontrado a Juan o Camila, a los chicos en ese parque en Berlín esa tarde, esta película seguramente no existiría, o existiría de una manera distinta.
Por otro lado, el hecho de haber estado en Berlín en ese momento, nos remitía inmediatamente a esta sensación de ser extraños. A estar perdido en una ciudad que no conoces. Precisamente esa es la circunstancia del propio personaje, eso es lo que estábamos buscando. Retratar a este personaje que es un extraño en esta ciudad. No se reconoce ni es reconocido por el contexto. En realidad, fue una especie de suerte que todos los elementos se hubieran conjugado. Por su parte Chile, que a nivel latinoamericano, tiene un espíritu muy fuerte, que sirvió de gran inspiración en esta búsqueda de revolución. Siento que han sido 3 elementos que se han conjugado de la mejor manera, para permitir la existencia de la película.
XG. Claramente, es algo notorio en el trabajo final. Con este contexto que ahora me haces saber. ¿La audiencia podría decir que este es un trabajo, hasta cierto punto, biográfico de tu parte? ¿De algún punto de tu vida en tu formación como cineasta, como estudiante o realizador, sientes que hay cierta esencia de tu parte en esta película?
DH. Qué te puedo decir. El cine que hacemos desde este lugar, es decir, este cine independiente, este cine estudiantil, comunitario, en mayor o menor medida es un cine autorreferencial o autobiográfico. Porque, aunque no seamos nosotros directamente los personajes o los cuerpos que se presentan delante de la cámara, por supuesto que hay mucho de nosotros en estas películas. De todo lo que nos atraviesa y que nos importa. Huir es, por supuesto, una película que tiene que ver conmigo, con la forma en la que yo entiendo el mundo, lo que percibo acerca de toda esta violencia que nos acecha, que nos arrastra. La forma en la que percibo mi lugar dentro de la comunidad. La relación de amistad y el hecho de perder a los amigos, es algo que me toca profundamente. Creo que Juan en gran parte soy yo, es el resto de mis compañeros, es el mismo Juan Cáceres que es quién interpreta al Juan dentro de la historia. Es una ficción a la cual no somos ajenos, me parece que al lograr esta representación y esta ficción es porque realmente habitamos ese miedo, esa angustia, rabia y dolor. En ese sentido, todo eso nos pertenece, no hay nada en la película que sea una mentira, a pesar de que se catalogue como una ficción. Todo es nuestro, los sentimientos se viven se comparten. Todo nuestro cine, de un modo u otro es autobiográfico. El cine independiente se hace desde lugares tan personales e íntimos, que es imposible no dejarse aparte de estas películas.
XG. ¿Dirías que, desde tu formación como estudiante, hasta ahora que tu carrera avanzó hacía un escalón más grande como lo sería el FICM, en todos esos trabajos que te han traído al día de hoy, tienen algo de ti? ¿Cada proyecto, independientemente del puesto en el que labores, tiene algo que le da una esencia de tu persona?
DH. Yo considero que el cine nos atraviesa a todos. No importa que uno realice un papel pequeño en una producción, estará siendo invariablemente atravesado por lo que sucede en esa película. Por supuesto, cambia cuando uno dirige o escribe las películas, incluso cuando las editas, los puestos donde se influye el cómo será narrada la película tienen un peso mayor al tomar esas decisiones. Sin embargo, a mi me parece que siempre que nos involucramos en un proyecto, desde el lugar que sea, estamos dejando algo ahí de nuestra vida. Y algo de lo que la película propone está atravesándonos de muchas maneras, a nivel sensorial, ideológico, filosófico, incluso a nivel de formación porque uno aprende a hacer cine haciendo cine. En ese sentido, te diría que uno siempre deja algo en las películas. Mucho más cuando se dirige. [risas] Jajaja.
XG. Teniendo contemplado Huir ya como este resultado final que ahora se exhibió en el FICM. ¿Hubo algo o alguien que te dijera “esto se debe llevar a algo más”? ¿Qué te motivó a querer mandar este proyecto para que fuese seleccionado en el FICM?
DH. La motivación principal, para mí, ha sido el trabajo de todas las personas que se han involucrado en este proyecto. Y ese ya era un gran compromiso, tenía que responder a ese tiempo, al cariño que el resto de las personas que son parte de la película, y lo que han puesto en ella, insisto, era ya un gran compromiso. Solo el hecho de terminar la película, más allá de mandarla a festivales, que pudiéramos verla, que pueda ser vista y que pueda ser compartida, eso siempre fue el objetivo. Por un lado, estaba el equipo de trabajo que hizo posible esta película, porque a ellos también les pertenece esta película. Por otro lado, también estaba ese deseo, ese anhelo de poder contar esta historia, que no es la historia oficial, ya que en el caso de la desaparición de los compañeros; a nosotros se nos entregó una historia oficial por parte de la Fiscalía General del Estado. Esa historia oficial, es una historia de desaparición, tortura y muerte. Una historia que nadie merece, ni las familias, ni los amigos, ni todos los compañeros que estuvieron en las calles exigiendo justicia. Es una historia construida y narrada para el olvido, para provocar el olvido, para cerrar ese capítulo y no hablar más al respecto. En ese sentido, hacer cine, haber hecho esta película significa la posibilidad de poder narrar una historia que pueda reconstruir esa memoria desde otro lugar, que ya no es el de las historias oficiales que el estado pretende entregarnos para olvidar el caso. Me parece que algo que me motivaba y que le daba valor al hecho de terminar esta obra, es justamente el hecho de poder construir nuestra propia memoria, para narrar nuestras historias y recordar a nuestros compañeros de la forma en la que nosotros decidamos hacerlo. En este caso, se hace desde la amistad, pero también desde esa lucha en la que tomar las calles y ocupar ese espacio para llevarla a cabo siguen siendo una posibilidad, un acto de valentía, así como un acto de amistad y cariño. Queremos que eso siga siendo posible, no olvidar lo que ocurrió y construir una memoria digna para nuestros compañeros, sin olvidar lo que sucedió. Debemos saber que somos nosotros mismos quienes nos cuidamos. La verdadera motivación fue precisamente eso, no solo para que llegara a los festivales o algún otro espacio, sino para que fuese vista. Buscando que fuese vista en las calles, que es justamente donde nace.
XG. Teniendo en cuenta lo que me comentas y conociendo la historia que cuentas en esta película. ¿Sientes que el haberlo hecho desde una vista ficcional, tiene más impacto de un modo u otro a si se hubiese hecho documental? Ya que posiblemente tuviste esas opciones. ¿Qué te hizo haber realizado la película de esa manera?
DH. Te podría decir, en ese sentido, que para mí las fronteras o los límites de los géneros en el cine son cada vez más imperceptibles. Lo que hacemos, son películas, que tienen un lenguaje particular y que el tomar decisiones formales, sobre el cómo se va a narrar o se va a realizar la película, tiene que ver con cosas más allá que agradar a un sistema de género. Para mí esta película justo propone problematizar esa idea, del género en el cine, y reconocer a nuestras películas como eso mismo. Obras hechas bajo el lenguaje audiovisual, bajo esa concepción de lo cinematográfico y partir de ahí para contar nuestras historias con los elementos que tenemos a nuestro alcance. Muchas de las decisiones formales de la película, como el hecho de hacer una interpretación de esta realidad y construirla, tuvo que ver con nuestro modelo de producción, que es un modelo independiente, así como el hecho de no haber estado en Guadalajara en ese momento, pero sobre todo con una búsqueda por visibilizar y encontrar una figura de esos amigos testigos, que no fueron parte de la noticia necesariamente. Quise explorar por ahí, explorar cómo sería, realizando todo un acto de imaginación, de representación de búsqueda. Por cómo sería la vida de esos compañeros que estuvieron ahí, que tuvieron que migrar de manera forzada por su propia seguridad y la de sus familias. Partir de ahí, como un acto de habitar esa piel, buscar en esa ciudad, que de alguna manera nosotros también estábamos extraviados, cómo sería vivir con eso, cómo hubiera sido ser testigo de lo vivido esa noche, tener que irse lejos y no saber cuándo será el momento de volver a casa. Si hubiese optado por la manera de documentar eso, hubiese sido complicado, ya que de ese modo se podría haber puesto en riesgo la imagen y el paradero de las personas que huyen buscando anonimato de forma que se protegen. En ese sentido, hacer esa búsqueda y trabajar con las personas que estuvieron ahí, era complicado de muchas maneras. Sin embargo, podíamos contar y podíamos hacer una exploración de ese sentimiento, siendo algo que podíamos compartir con los demás sin necesidad de exponer aún más a estas personas, que seguramente, ya lo estaban viviendo de una manera muy difícil como para exponer su imagen de esa manera. Por eso, es que decidí tomar los principios de la ficción, con toda la idea de la representación, aunque la película, realmente, no es una puesta en escena. Más bien, la decisión fue intervenir e incidir en el espacio público y comenzar a trabajar desde ahí, con todo el contexto que se vivía, la rabia, el disgusto, la pérdida. El espacio no estaba puesto ahí para la película, éramos nosotros los que estábamos interviniendo ese espacio y volviéndolo el escenario que queríamos construir.
XG. Ahora que ves este proyecto en el marco del Festival. ¿Qué sensaciones te deja o qué has sentido en toda esta experiencia?
DH. Considero que los festivales de cine son espacios muy bellos para el encuentro de nuestras obras, el encuentro de creadoras y creadores. Eso me parece sumamente importante, que estos pequeños oasis existan para el cine, donde podemos ver nuestras películas, que se puedan compartir con otros que hacen películas y creo que eso lo vuelve, como experiencia, algo bello. Incluso, esta edición, a pesar del distanciamiento social, no dejó de ser ese encuentro con gente que uno quiere y gente con la que se que se ha aprendido a hacer cine. Por otro lado, me di cuenta que no todas las películas tienen que vivir únicamente para los festivales de cine, es decir, el límite no es el festival ni siquiera la pantalla de cine. Mucho menos ahora, que se vuelve necesario diversificar la forma en que exhibimos y vemos las películas. Realmente, comprendí que Huir es una película que debe llegar a la calle, que necesita vivir ahí de alguna manera. Aún no sé cómo, pero estoy en esa búsqueda de que la obra pueda llegar a la calle, que llegue a la comunidad de estudiantes, a las familias de Marco, Daniel y Salomón, que es el núcleo de donde nace la película. Llevarla ahí es importante, incluso antes de pensar en más festivales. Es toda una búsqueda muy interesante por cómo exhibir nuestras películas, realmente internet es toda una revolución en ese sentido. Particularmente, Huir no es una película que solo le pertenece a los festivales de cine, ya que ni siquiera creo que sea una película que pueda ser considerada por su valor artístico, es más una película con un carácter de urgencia, con una discusión necesaria y urgente de tener. Recordar que los compañeros no están, no han vuelto y que el caso sigue abierto. Los familiares y amigos siguen ahí en algún lugar viviendo este duelo. Para tener ese efecto hay que derribar esas limitaciones de los festivales de cine.
XG. En efecto, va más allá. Para concluir, me gustaría saber si tú tuvieses algún mensaje o algo que decirle a las personas, a las y los realizadores de cine que al momento, nos encontramos en un contexto complejo en el que el cine se pausó. Sin embargo, hay casos auténticos y momentáneos, en el que a día de hoy con la situación se sigue haciendo cine de nuevas formas. ¿Qué mensaje darías, más allá del mensaje acertado que se da en Huir?
DH. No sé si estoy en posición de darle algún mensaje o consejo a alguien, pero ya que se presenta la oportunidad debo decir que viva el cine personal, que viva el cine que nos pertenece, el cine que nos importa y nos atraviesa. Que viva ese cine que nos relata todo eso que nos pasa de manera tanto individual como comunitaria, ese cine que nos atañe, incluso más allá de las formas artísticas o estéticas o de las tendencias en los festivales, etc. Me parece que es muy importante recordar que el cine que hacemos invariablemente tendrá que ver con nosotros y las cosas que queremos decirle al mundo. Que seguir haciendo ese cine solo depende de nosotros, del coraje, el empeño, la necedad que pongamos al hacer películas como creadores independientes, que somos la parte más viva de esa industria, porque estas películas se llevan parte de nuestra vida y las hacemos desde un lugar donde todo lo que la película involucra nos es inmerso en ella. El cine personal, es el cine del futuro como bien lo decía Truffaut. Ojalá, esta sea una forma de encontrarnos, de saber lo que nos pasa y construir memoria, para nuestra generación. Que el hecho de no olvidar se vuelva parte de nuestra lucha como comunidad, cineasta o como estudiante, porque el cine es una herramienta muy poderosa para construir esa memoria.