Crónicas marginales

Bahía negra: Alicia Méndez Medina | Imagen. Cortesía: Historia dominicana en gráficas ||

Los días 23, 24 y 25 de abril de1984 se llevó a cabo un levantamiento popular, iniciado en las zonas más desprotegidas y, por ende, marginadas de la República Dominicana, debido a la inflación de los precios de los productos de la canasta básica, consecuencia de una grave crisis financiera del gobierno encabezado por Salvador Jorge Blanco. El resultado de la protesta fue la militarización de las calles y cientos de civiles muertos. Estos hechos son recordados como la poblada de abril de 1984, a 36 años del sucedo, Alicia Méndez Medina escribe dos breves textos sobre las víctimas, en todo sentido, de un gobierno represor: la población civil.

La fuerza

24 horas de fuego cruzado.

El alza daba inicio a la larga jornada.

Estado de sitio: las fuerzas armadas hasta los dientes: con la orden de aplastar la primavera de cayenas en las barriadas empobrecidas.

Sacando la basura a lugares más visibles, la muchedumbre por la libre y el miedo devenido en rabia.

Herrera[1] reventaba

A la vanguardia

Segregando todo lo tóxico por las calles

Supurando el dolor.

Y en medio de la tempestad, por la Venezuela la fuerza se hizo sentir: leche, harina, los sacos de arroz volaban, las habichuelas en funda, todo lo que se podía.

¡Expropiación!

¡A la fuerza!

Las verduras, ajíes, yucas y batatas planeaban por los aires  

La calma tensa, en medio del temporal.

Pepe con un saco de arroz en mano gritó: ¡No disparen!

Todo se detuvo, en cámara lenta reculaban temblorosos los hijos de saqueo, el batallón de cazadores descargó de forma rotunda, silenciando el desesperado “¡No disparen!”, lo último que escucharon los vecinos, temblorosos, tirados en los pisos de las casas en el desgreñado barrio.

Luego todo fue silencio.

La tanqueta se ensordeció ante los gritos, con una ráfaga que tiñó de miedo las esquinas de todos los tiempos.

Ensanche Altagracia de Herrera

Abril de 1984


Los colchones

La barricada dio inicio en la mañana de un abril estampado en el inconsciente colectivo: la rabia se apoderó de quienes en sus cuerpos y mente sentían los efectos, la desesperanza y el dolor.

Una andanada por la desazón de los del común.

Una calle, un país.

La barriada: cerrada, sitiada.

En las cabezas solo había una idea:  reapropiación de las riquezas.

La barriada.

La barricada: el bullicio por las esquinas y el horror que transmitía la televisión pública. Al otro lado del muro improvisado con abanicos viejos, tanques, neveras, contenedores y llantas, un periodista reportaba “vandalismo”.

¡Desaprensivos marginados!

 Y un niño corriendo por la unívoca y empedrada calle le dice a otro: “manito vamos, que le tamo tirando piedra a un perro”. Mientras la muchedumbre del arrabal lapidaba al francotirador escondido tras el poste luz en la avenida, los niños jugaban al futuro, Otros se aglomeraban para mirar.

Llegó el convoy.

Las ráfagas se escuchaban a kilómetros, por la vieja callejuela todxs huían a las balas, que, parecían centellas, los colchones se adelantaron a las puertas de las casas.

¡Todo al mundo al suelo!

Recojan que los militares entraron.

Abanico de Herrera

Abril de 1984


[1] Ensanche Altagracia de Herrera, Santo Domingo. [N. del Editor].


Foto de la autora

*Alicia Méndez Medina

 Nací en Santo Domingo, Republica Dominicana, el 6 de junio de 1986. Soy de la barriada de Herrera en Santo Domingo oeste. El entorno, las luchas, las historias sobre la frontera de donde es originaria mi madre me han permitido construir y reconstruir unas historias transnacionales centradas en la marginalidad de una barriada diversa, empobrecida, alejada y hermosa.

Estudié Arte Dramático mención dramaturgia en la Escuela Nacional de Arte Dramático (ENAD); antes que eso Comunicación Social mención Periodismo en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), aún por culminar. Pertenecí a la poesía coreada de la Universidad, esta militancia en la declamación me permitió conocer muchos rincones de esta tierra.

En el 2020 participé con un texto en el Fanzine Pandémico de la colectiva Catalina Clandestina de Argentina. Participé con un texto poético  en la  antología Te quiero mi cielo de la editorial chilena La Fonola Cartonera en 2018


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