Venus sagrada

Eder Elber Fabián Pérez| Imagen: pixabay.com

Dos poemas eróticos: Venus sagrada, como su nombre lo indica, evoca a la mítica Venus, este poema es sumamente pasional, es por supuesto, contundente. Y Los salvajes, un poema que explica el deseo por el otro y la búsqueda de el o ella.
No olviden que la convocatoria a narrativa y poesía erótica esta abierta en Concurso: Eros de febrero (clic)

I. Venus sagrada

Para Julieta Venus

Surges del mar, nueva afrodita,
indómita, salvaje, pura y celeste.
Templo de marfil, coral sagrado.
Oigo tu voz rompiendo el fondo de la noche
desde un incierto eco que clama por mi cuerpo,
donde la luna deambula buscando su sombra.
Tu voz  me rodea, me despoja, aprisionándome dentro de ti:
entre tu pecho, donde el tiempo es una ola suspendida,
entre tus labios rosas que se estampan en mi torso,
entre tu mirada donde la luz acalla y se disipa.
Eres como el viento desatado en medio de la tempestad, 
la brisa que roza mi mejilla y se interna entre mis ojos,
que  recorre desnuda cada rincón del ocaso.
La espuma que toca el fondo de un velero,
la beata espada que va hundiéndose a mi costado.
Así, sin más, voy perdiéndome en el océano voraz que es tu vientre,
dejándome guiar como un ciego por tus palabras
que surgen desde tu boca, mar ardiente, fuente de vida, agua sagrada.

II. Los salvajes

Vagando por las calles, buscando una presa inquieta y vulnerable,
 hambrientos y furtivos tratan de calmar ese ardor que inflama  sus cuerpos.
 Entonces todo sucede, sus miradas chocan, sus corazones se agitan,
 sus ojos brillan como dos violentas estrellas, su sexo palpita, 
 y sus dientes, ¡oh sus bellos dientes! se alistan para destrozar a su enemigo.
 Salvajes, se tienden contra la piedra  iniciando el tierno ritual.
 Olfatean sus carnes bañadas por la luz de las lámparas,
 colisionan sus cuerpos, hundiéndose entre el ardor que somete a su piel.
 Van desgarrando  la carne de su rival hasta que los lamentos se vuelven uno, 
 agitados, buscan entre  la piel del otro ese paraíso que pueda calmar  su sed.
 Y al final con su último aliento ciñen y ahogan a su rival
 Dejando sólo huesos y cenizas de su acto. 

*Eder Elber Fabián Pérez

Ciudad de México es estudiante de la licenciatura de Letras Hispánicas en la Universidad Autónoma Metropolitana en Iztapalapa, Forma parte del cuerpo editorial de Cardenal. Ha publicado en revista Tlacuache, en De-lirio,Buenos Aires Poetry, Revista Hispanoamericana de Literatura y Poesía entre Neón. Además de ensayo en la revista El Comité 1973, en Círculo de Poesía y cuento  en la revista Campos de Plumas y en Vertedero Cultural.


Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *