Toña Sandoval: la que no miraba

Foto: pixabay.com

La nueva entrega de #BahíaNegra es una viñeta, con la brevedad acostumbrada de la autora y elementos de cuentecillo popular. 

Aquella mañana Toña Sandoval salió para la finca a buscar agua, recorría kilómetros entre los montes con un paño y  una cubeta,  pisando bosta de vaca, chocando con los animales salvajes, cada movimiento en la soledad del lugar  le espantaba. Las ramas de los árboles  que cuelgan de repente le parecían ánimas, espíritus salvajes a su acecho.

Negra como la noche.

Ojos enormes y un gran susto. Toña no miraba.

Sólo alzaba la cabeza cuando el cubo estaba lleno de agua.

Como si quisiera que nadie se percatara de su existencia. Toña Sandoval no miraba.

Existir no era su fuerte.

Uno de esos días, por los montes, buscando el agua, se encontró con Príamo, a quien le tenía respeto y confianza, pero aun así no lo miraba. Príamo iba camino a la pluma a buscar agua también.

En el camino se encontraron con Aníbal, el terror de la finca, el diablo a caballo, con su sombrero blanco y su poderío.

Nerviosos, Príamo y Toña agilizaron la marcha. Aníbal los interceptó. Sabía bien el miedo que generaba en el lugar después de la vez que se había subido al árbol más alto del valle y había dicho: “Hasta donde lleguen mis ojos es mío”. A carabinazos habían sido sacados los viejos de sus predios y el que se opuso pagó con su vida la afrenta.

Desde la altura del caballo y el silencio sepulcral, miró a Príamo, luego pasó por Toña, quien con los ojos en el piso temblaba de forma caricaturesca. Aníbal la observó detenidamente, estudió, con su  mirada inquisitiva, cada parte de su cuerpo,. En su mente Toña se despedía del mundo, pensó que era su final; y Príamo, a su lado, testigo mudo de la tragedia en ciernes.

Repentinamente Aníbal soltó una carcajada que venía desde lo más hondo de su ser, desde las vísceras, las entrañas; mientras Príamo y Toña morían del susto dijo:

“¡Diablo! Pero carajo, ¡qué mujer del coño más fea ésta!

Alicia Méndez Medina

Alicia Méndez Medina

Nací en Santo Domingo, Republica Dominicana, el 6 de junio de 1986. Soy de la barriada de Herrera en Santo Domingo oeste. El entorno, las luchas, las historias sobre la frontera de donde es originaria mi madre me han permitido construir y reconstruir unas historias transnacionales centradas en la marginalidad de una barriada diversa, empobrecida, alejada y hermosa.

Estudié Arte Dramático mención dramaturgia en la Escuela Nacional de Arte Dramático (ENAD); antes que eso Comunicación Social mención Periodismo en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), aún por culminar. Pertenecí a la poesía coreada de la Universidad, esta militancia en la declamación me permitió conocer muchos rincones de esta tierra.

En el 2020 participé con un texto en el Fanzine Pandémico de la colectiva Catalina Clandestina de Argentina. Participé con un texto poético en la antología Te quiero mi cielo de la editorial chilena La Fonola Cartonera en 2018.

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