tODO LO DEMÁS // RESEÑA

Derechos de las fotografías: © 2018 Altamura Films

Al igual que la mayoría de las personas, tengo una lista de cosas por ver, constantemente, cuando por fin tacho un título de la lista, me recrimino por haber postergado tanto tiempo semejante experiencia, como la primera vez que me vi París,Texas (1984) y su viaje de sanación, de redención. O con Los lobos (2019): un retrato íntimo y puro de la inmigración desde los ojos de la inocencia.

Esto mismo me ocurrió luego de ver Todo lo demás (2016) de Natalia Almada, película que representa el debut dentro de la ficción de esta reconocida documentalista, cuyo trabajo previo ya nos presentaba a personajes apartados y oprimidos por su entorno, tal es el caso de El velador (2011) donde encuentra una aproximación distinta de la violencia generada por la guerra contra el narcotráfico en México: sin amarillismos, no somos testigos de ella, pero padecemos sus consecuencias. En Al otro lado (2005) Almada nos expone por medio de corridos la experiencia de la inmigración como única alternativa ante un contexto en el cual las oportunidades se reducen al narco o la pesca.

Constante en su perspectiva contemplativa, Almada construye en Todo lo demás un entorno igualmente opresivo. La cinta nos presenta la vida inmóvil de Doña Flor, una mujer que ha trabajado como burócrata durante décadas atendiendo a personas de todo tipo (con las dificultades que esto representa). Sus días se centran en ir y venir de la casa al trabajo, hacer las compras, intentar tomar clases de natación y cuidar de su única compañía: un tierno gato. En los noticieros, lo único que escuchamos son feminicidios, las paredes de la ciudad sostienen imágenes de personas desaparecidas y todo el mundo parece indiferente, desconectado.

Fotograma del film

Adriana Barraza encarna de manera magistral la pesadez de una rutina inerte y solitaria. A través de pequeños gestos evidencia la vida interna de Flor, exhibe sus conflictos, miedos y aspiraciones.

Almada nos sumerge en un retrato íntimo y doloroso de la soledad. Flor se ha vuelto invisible, la gente trata con ella, pero nadie la ve. Con planos estáticos, la película coloca especial atención en exponer todos los demás rostros hartos de la vida monótona: las miradas taciturnas en el vagón para mujeres del metro, la inocencia interrumpida en los ojos de un niño que trabaja en los semáforos, una cantante de salsa desganada en su espectáculo o el conductor de un autobús: todos inmersos en un sistema que abate, que nos aleja.

Y pese a todo, Flor resiste. Cada noche sueña con el agua. En su tiempo libre, toma clases de natación, o al menos lo intenta, pues es incapaz de siquiera entrar a la alberca. En otra escena la observamos bailando en la oscuridad con su almohada al ritmo de “Besos de fuego”, añorando pasión y compañía. El ritmo de la película no podría ser de otra manera: pausado, fatigante. Almada maneja con exquisitez cada recurso a su disposición para contar su historia.

Contrario a los comentarios en internet donde a la película se le recrimina que “no pasa nada”, en realidad, en Todo lo demás, ocurre todo. Almada nos regala una historia lastimosamente honesta, llena de confrontaciones y emociones subtextuales. Nos invita a prestar atención a los detalles, obligándonos a voltear la mirada hacia todo aquello que ignoramos, que invisibilizamos. Retrata la imposibilidad de conectar con el mundo que nos rodea. Es por ello que, en su última escena, algo tan simple como un efímero contacto humano nos rompe, nos conmueve.

Todo lo demás está disponible en distintas plataformas:
Amazon Prime Video
Filminlatino
Google Play Películas y TV
Derechos de las fotografías: © 2018 Altamura Films

Natalia Almada

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