El camino para Perseo fue incendiado de estrellas. Alucinado con tanto resplandor sólo pudo mirar con odio y arrojado por su sed de valentía nunca miró a la sacerdotisa del templo de Atenea. De rumores construyó un monstruo. Y para evitar quedar petrificado de un tajo cortó su cabeza. Medusa era la mujer más bella, Y Perseo sorprendido al ver la verdad, fisuras y desgarraduras, de aquel rostro, que nunca escuchó lloró de amarga pena. Se convirtió en un héroe Pero no, no ganó Ella se cansó de luchar.
