21 de octubre de 2021
Kim Torres es la directora del cortometraje Atrapaluz, el cual forma parte de la selección oficial de la Sección de Cortometraje Mexicano de Ficción en la 19º edición del Festival Internacional de Cine de Morelia. En el cortometraje de Kim Torres se busca explorar la búsqueda de la identidad personal con toques de cyberpunk.
Víctor Carvajal (VC): Para mí el cortometraje fue una búsqueda de la identidad y sentirse cómodo con uno. ¿Cómo surgió esta idea?
Kim Torres (KT): Justamente eso que dices, para mí es la esencia del corto. La idea surge a partir de cómo explorar la identidad y pensar más allá desde todo lo que nos han enseñado, como quienes somos, cual es nuestro género, como debemos actuar, incluso como debemos actuar a partir de ser seres humanos. Ahí entra un tema que me parece interesante y fue un poco el tema de partida para el corto: el rol de los cyborgs, porque según la escritora Donna Haraway, quien trabaja mucho con esta figura, se trata de una mezcla entre un animal, una maquina o un humano, pero no es uno ni otro, es un área gris donde todo es posible. Podemos explorar las identidades de muchas maneras, esto también se relaciona mucho con la tecnología, cómo a través de ella en espacios virtuales podemos explorar nuestra identidad. Quise hacer una exploración de esos temas y contarlo a través de la historia de este personaje. Y sí, en el fondo creo que es una historia muy sencilla, es una búsqueda de la identidad y sentirse cómoda en tu propia piel.
VC. Algo que captó mucho mi atención es el uso del kpop, que al menos yo, en mi etapa de kpop lo hacíamos para encontrar nuestra identidad ¿En el cortometraje hay algo de esto?
KT. Mira, mucho del corto surgió a partir del kpop porque a mí me parecía muy curiosa la dinámica que había en el kpop como de bailar frente a un reflejo, tu propio reflejo, muchas veces es en espacios públicos, muchas veces siento que a pesar de que bastante gente practica los bailes kpop puede tener cierta timidez en ciertos aspectos de su vida, pero cuando baila ¡FUM!, se libera y no importa que haya alguien del otro lado del espejo y te pueda ver, es como si no importara y nada más es el rebote del reflejo lo que necesitas en el momento, poderte ver y poderte disfrutar. Para mi esa sensación me encantó, en el algún momento del corto hablo mucho sobre los ventanales, el Kpop y el reflejo, por un tema de producción no pudimos grabar en esos espacios, por eso terminamos haciendo esta parte en el skate park, que es un dinámica distinta, no hay ventanales ni reflejos, pero a mí me pareció muy lindo ese espejo que hay en el kpop, y tiene que ver mucho con agruparse en un grupo de baile con un punto en común, con algo que las personas muchas veces no entienden, para muchas personas es como un mundo desconocido, pero existe esta comunidad, poderosa y solidaria, me pareció muy lindo ese lado, por eso me gustó que el personaje tuviera esas inquietudes. A través del kpop inició su exploración, pero también se da cuenta que su búsqueda es otra cosa y va descubriendo cosas sobre sí misma.


VC. Me gustó lo que mencionaste de los reflejos, es una forma de verse a sí mismo, y de aceptarse, y al no encontrar ese espejo y encontrarse con las otras chavas que bailan es entrar a un grupo, que si bien por timidez no pudo estar ahí, se sintió identificada. Esto que mencionas con el reflejo y el momento en el que sale el cyborg en la alcantarilla ¿Es una clase de contraste para su aceptación personal?
KT. Sí, para mi esa cyborg es su reflejo, de alguna manera es su alter ego, una versión distinta de ella, que descubre a través de este viaje al interior que en el corto se ve como un edificio abandonado. Pero es como si fuera un viaje a su propio interior y se encuentra con ella misma, pero se da cuenta que ella misma puede ser muchas cosas, no solo debes ser lo que te enseñaron que puedes ser, puedes disfrazarte o transformar tu cuerpo.


VC. También que mencionábamos esto, del cyborg y mencionas a Donna Haraway con las máquinas, siento presentes alusiones al cyberpunk, y con los mensajes hechos con luces de neón ¿Es una alusión o lo dejaste como una curiosidad?
KT. Mira, totalmente el cyberpunk es una influencia importante, justo cuando hacía el corto estaba leyendo Idoru de William Gibson, el libro es la historia de una cantante japonesa, una idol, pero es un holograma, y ahí hay otro personaje que se va a casar con ella, un humano, habla justo sobre lo que implica existir, en qué momento se tienen sentimientos o no, quienes sueñan, quienes nunca paran de soñar, quienes pueden sentir, y se ven estas preguntas filosóficas, que al mismo tiempo generan estos mundos medios distópicos donde la tecnología tiene un rol bastante importante y que de alguna manera no se siente tan lejano al día de hoy. La estética del cyberpunk a mí me gusta mucho, también hay un anime que se llama Serial Experiments Lain y tiene este rollo con el internet y el cyberpunk. Para mí, la protagonista es un poco como Lain, su conexión con el internet y como explora su identidad.
VC. Cuando al principio está bailando frente a una pantalla, de inmediato la vez y reconoces que es una idol, ahora que mencionas esto se nota el empeño que pusiste. Voy a pasar a las preguntas de producción: ¿cómo se financió el cortometraje?
KT. Tengo un proyecto de un largometraje que estoy desarrollando, se va a grabar en Costa Rica, yo soy de allá. Ese cortometraje se llama “Si no ardemos cómo iluminar la noche”. Justo con esa película nos dieron un fondo de desarrollo y parte del fondo lo queríamos usar para hacer un cortometraje para explorar un poco ciertas propuestas estéticas del lenguaje para la película, usamos una parte de ese fondo para hacer el cortometraje, y lo grabamos aquí en México.
VC. ¿Podríamos decir que este corto es un experimento para ver cómo funciona el largometraje?
KT. Sí, es otra historia independiente, pero sí era una prueba más formal, ir encontrando un lenguaje que funcione para la película.


VC. Ahora que comentas que eres de Costa Rica, vi al final de los créditos que tienes agradecimientos para México y Costa Rica, eso me genera la pregunta sobre si el cortometraje es una coproducción.
KT. Sí, es una coproducción de Costa Rica y México, el dinero vino de Costa Rica porque fue a través de la película, yo soy costarricense, la productora ejecutiva también lo es, pero todo el crew, también la productora que se llama Karla Hernández, y toda la filmación sucedió en México, también vivo en México desde hace años.
VC. Quizás metiéndome a otro tipo de cosas, ¿se tuvo que hacer algún tipo de contrato para hacer esta coproducción o no?
KT. Mira, no se hizo un contrato de coproducción formal, no fue necesario para esta ocasión, pero creo que lo correcto si sería haber hecho un contrato.
VC. Ya para terminar, ya que comentaste lo de “Si no ardemos como iluminar la noche”, ¿podrías comentarnos un poco más de este largometraje?
KT. La idea de la película es grabarla en Costa Rica a inicios del 2023, es la historia de una adolescente que se tiene que mover a un nuevo pueblo a la montaña con su madre, empezar ahí una nueva familia, se da cuenta que en el pueblo recién asesinaron a una mujer en el bosque, se cuenta la leyenda de que fue una criatura. Como en ese momento de su vida su cuerpo está cambiando, se da cuenta que está habitando el cuerpo de lo que se asocia con ser mujer y los peligros que eso implica, y se da cuenta que esta criatura no es una criatura, sino probablemente sea un hombre.
VC. ¿Has encontrado diferencias en cómo se lleva a cabo una filmación en México y Costa Rica?


KT. En general hay muchas diferencias, Cosa Rica es un país mucho más pequeño, no hay una industria, hay menos equipo, menos gente, menos presupuesto, las producciones de allá son mucho más austeras, a diferencia de acá, digo, en los cortometrajes es distinto, porque no hay mucho dinero para hacer cortometrajes, bueno, aquí sí hay dinero para hacerlos, está el IMCINE, pero allá no existen este tipo de apoyos, las cosas generalmente se hacen con crews más chiquitos, con poco equipo, con menos tiempo, es un poco más complicado.

