Olvidé dónde puse mi sonrisa

Foto para ilustrar cuento sobre la memoria
Foto: CC. Ximena I. González Jácome.
Un cuento sobre los vericuetos de la memoria. ¿Qué pasa cuando esta falla?

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Olvidé dónde puse mi sonrisa

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DOSSIER

Es triste ver que el olvido me ha acompañado más tiempo que tú.

Mi memoria comenzó a fallar hace unos años. Recuerdo la excelente memoria que tuve en secundaria. En nuestro sistema educativo, una buena memoria es de gran ayuda a la hora de realizar los exámenes, a veces más que la verdadera comprensión de los temas vistos en clase. Luego llegó la depresión y, con el tiempo y gracias a ella, el uso de medicamentos.

Fue en la preparatoria, justo cuando te conocí, que los nombres empezaron a ser difíciles de recordar. No aprendí los nombres de mis compañeros de tercer año. Una vez soñé con varios de ellos, tiempo después de haber acabado la escuela. Sus rostros los veía claros, pero no sabía sus nombres.

Eso no me pareció tan raro, pero no recuerdo si estas fallas de memoria las alcanzaste a ver.

Comencé a luchar por recordar algunas fechas, incluso las que considero de suma importancia. Luego olvidaba algunas cosas que me decían las personas, y para evitar los malentendidos, comencé a explicar a la gente de mi entorno este problema. Ya no me tocó explicarte esto.

Me alegra decirte que estoy rodeada de gente tan maravillosa que mis pequeñas lagunas de memoria y mi distraída mente no les parecen una molestia.

Pero me preocupa la pérdida progresiva que he tenido. Los detalles de la gente que amo se han perdido entre los bosques del olvido.

Mis lecturas, algo que me dejaste y que son de las pocas cosas que pensé que llevaría siempre conmigo, han estado desapareciendo. A veces no recuerdo si he leído ya un libro. Y si lo hice no recuerdo de qué va la trama.

La peor parte se la ha llevado mi madre. Hay momentos en los que se me olvida dónde estoy, qué estaba haciendo, quién soy. Y ella ha estado en la mayoría de estos episodios.

Quisiera olvidar muchas cosas antes de olvidarla a ella. Quiero olvidar a la familia que me tocó por el azar antes de olvidar a la familia que he elegido. Quiero olvidar mis inseguridades, quiero olvidar que de pequeña un niño un poco más grande que yo me llevó a su cama a “jugar” y que nadie hizo ni hace nada porque “son cosas de niños”.

Pero temo que, antes de olvidar todo esto, olvidaré a los amores en mi vida, a las personas que me han acompañado a pesar de todo.

Quisiera olvidarte a ti antes que a nada. Eres mi ansiedad, mi talón de Aquiles y mi primer corazón roto. Pero a veces me parece imposible, creo que durarás aquí hasta el fin de mi existencia, y es tu remanencia en mi memoria donde vive mi amor.

Y luego olvidaré todo.

Sólo espero recordar cómo leer y, si Dios aún cree en mí, espero recordar cómo escribir.

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Vane Juárez

Vane Juárez

Desde siempre en Puebla, Puebla. Dedicada a escribir literatura infantil desde 2015, pero fascinada por ésta desde la más tierna infancia. Preocupada por el especismo, el respeto a las identidades trans, el feminismo, tiene varios textos que giran en torno a estos temas. Ha escrito para revistas digitales como Vertedero Cultural, Neotraba y Pez Banana. En 2017 publicó en dos antologías, El amor en los tiempos de internet y Antología Z, ambas de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Actualmente tiene un proyecto con su hermana de cuento e ilustración llamado Miel y letras. Es estudiante de Lingüística y Literatura Hispánica en la misma universidad.

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