Uno de los objetos astronómicos más conocidos, aunque para muchos muy aburridos, son los asteroides. Se trata de rocas de diversas formas y tamaños que se encuentran en nuestro Sistema Solar. Te preguntarás, ¿qué tiene de interesante o especial una roca que está por ahí flotando? Lo que muchos quizá no conozcan es que estas rocas esconden grandes secretos que aguardan ser descubiertos por cualquier persona que tenga curiosidad. Los asteroides contienen información acerca de cómo se formó nuestro Sistema Solar, se sospecha que incluso algunos son núcleos de los primeros planetas que se formaron antes de los que conocemos ahora. Con este panorama en cuenta, podríamos decir que estudiar a los asteroides es hacer arqueología espacial.
Algunas de las cosas que hemos aprendido al estudiar estos fascinantes objetos (cuando termines de leer este artículo espero que compartas mi punto de vista) es que podemos hallarlos en zonas impensables, no sólo en el Cinturón de Asteroides, como muchos pueden creer. Son la causa de que ya no existan dinosaurios, pues un asteroide que chocó con la Tierra hace millones de años fue el causante de su extinción. Hemos descubierto un asteroide que no pertenece a nuestro Sistema Solar, sino que es un viajero interestelar. Sin embargo, uno de los descubrimientos que más me ha sorprendido es el de los asteroides binarios.


¿Qué es un asteroide binario?
Al escuchar el término “asteroide binario” nos puede venir a la mente la idea de dos asteroides. En principio, no está mal esa primera aproximación, pero aterricemos mejor la idea. Los asteroides binarios son, en efecto, asteroides que tienen la peculiaridad de que se orbitan entre sí, como lo hacen la Luna y la Tierra, es decir, uno de los asteroides (el de menor masa) gira alrededor del otro (el de mayor masa). Seguro que no esperabas algo así. Y no solo eso, se han llegado a detectar sistemas en los cuales tres o más asteroides se orbitan entre sí, ¡tres o más!
Claramente, entre más componentes (como se les llama a los asteroides cuando son parte de estos sistemas) haya, más complejo será su estudio. Por ello, concentrémonos en los binarios. Como mencioné, estos objetos se orbitan entre sí de manera similar a como lo hacen nuestro planeta y su satélite natural. Una de las primeras diferencias que podemos notar es que tanto la Tierra como la Luna son, a grandes rasgos, esferas, mientras que los asteroides pueden tener formas muy diversas (como las papas, que se pueden encontrar pequeñas, grandes, medianas, esféricas, algunas alargadas o simplemente no encontrarles una forma que se nos haga familiar). Es por ello por lo que uno de los aspectos que más puede llamar la atención es conocer su forma. Para ello, se ocupa una técnica que te podría resultar familiar: el radar.
Descifrando la forma de algo amorfo
El radar es un instrumento que sirve para detectar objetos mediante ondas electromagnéticas. Estas ondas son creadas por un emisor, las cuales rebotan en los objetos que encuentran en su camino, de tal forma que regresan al lugar donde fueron emitidos. Para conocer la forma que tienen los asteroides se usa un radar, que manda una señal que “escanea” el o los objetos y que nos ayuda a conocer la forma que éstos tienen.

¿Qué hacer si un asteroide va a chocar con la Tierra?
En las películas, series y demás medios se nos ha puesto en el hipotético caso de que nuestro planeta chocará con un asteroide, y se ha visto cómo la humanidad une esfuerzos para evitar su extinción. Desde desviar el asteroide, hacerlo estallar en pedazos más pequeños o incluso destruirlo por completo. Son algunas de las ideas que hemos visto en la ciencia ficción. Pero ¿realmente seríamos capaces de hacer algo de esto?
La respuesta está muy próxima a encontrarse. La misión DART (Double Asteroid Redirection Test o Doble Prueba de Redirección de Asteroides) de la NASA es la primera misión que busca ayudarnos a entender como desviar un asteroide. Pero no es cualquier asteroide, como podrás suponer es uno binario. Su objetivo será Dimorphos, un asteroide que orbita a otro de mayor tamaño llamado Didymos. El propósito es impactar contra Dimorphos y observar cómo cambian las orbitas de ambos objetos. Para ello, se necesita tener toda la información posible que se pueda recabar. Entre esta información se encuentran, claramente, modelos tridimensionales obtenidos mediante radar (aunque también intervienen otras técnicas).
Espero que tras haber leído todo esto haya podido mostrarte lo interesante que son estos objetos y porque es importante estudiarlos. Ahora, cuando escuches hablar de asteroides, sabrás que son más que sólo rocas flotando por el espacio.

Referencias
Asteroide Binario 1999 KW4: Ostro, S. & Margot, J. & Benner, L. & Giorgini, J. & Scheeres, D. & Fahnestock, E. & Broschart, S. & Bellerose, J. & Nolan, M. & Magri, C. & Pravec, P. & Scheirich, P. & Rose, R. & Jurgens, E. & De Jong, E. & Suzuki, S., (2006). Radar Imaging of Binary Near-Earth Asteroid (66391) 1999 KW4. Science, V. 314 (5803), 1276-1280.
Modelo 3D de Didymos y Dimorphos: https://eyes.nasa.gov/apps/asteroids/#/asteroids/65803_didymos