Las odas al pasado de luces sobran. La composición poética de los que encallan. Soy.
Las alabanzas a la fantasmal estirpe que les antecede: más bien delirio. Deseo imaginado en este presente de añoranzas.
No soy estrella, hija, nieta de ilustres: soy prieta, barrial.
Vengo de los recónditos callejones, barriadas sitiadas, del linaje de borrachos delirantes, noctámbulos de barras, paseadores de medianoche.
Del oeste, el sur, de callejones sin salida. 30 kilómetros para dentro: marginales iletrados, oradores etílicos, amiguitos indeseables del Dios de la fiesta y el bembé, orates de medianoche.
Soy de donde el humo, las armas largas empujan sueños, evocan pasados. De la siempre sentida fiesta de esta orilla y olor que despide la butifarra a la medianoche.
En mí, legado de años a ritmo de la música en los carrandales, por los suburbios, al son de poesías cotidianas, muchas vidas fundidas en esta orilla.
Las apologías de descendencias resplandecientes, héroes y estatuas me son ajenas. Vengo de las esquinas de donde se mueve la vida.
Te recomendamos
- El Caso Figo: La historia de un villanopor Adriana C. Espinosa
- Ek Ladki Ko Dekha Toh Aisa Laga: La revolución de Bollywoodpor Adriana C. Espinosa
- Termodinámica de un “golpe de calor”por Ingrid Claro Martínez
- LA UNAM SUENA DESDE EL BALCÓNpor Redacción
- ¡Hágase la relatividad!por Luz Silvana Rodríguez Meléndez
- Gulbernpor Amed Aguayo