El pasado jueves 22 de septiembre se llevó a cabo en el Teatro Matamoros el segundo día del Festival Internacional de Guitarra de Morelia. El evento comenzó a las 19:18 con la entrada de Edwin Guevara, guitarrista, compositor, arreglista y director colombiano que, con no más que una guitarra, deleitó al público con su música. Su entrada al escenario generó en muchos de los espectadores gritos de emoción que incluso se manifestaron en bailes por parte de algunos de los asistentes.
Tomó su lugar en el centro de un gran escenario que le quedó chico apenas tocó el primer acorde. Las canciones que interpretó esa noche homenajearon a su natal Colombia y sus compositores. El evento comenzó con melodías serenas y, conforme avanzaba, los tonos se volvían más alegres. Entre canciones Guevara narraba un poco de los autores que crearon las piezas que presentó, entre los que se encontraban Alfonso Mejía Navarro, Pedro Sarmiento, Silvio Martínez y muchos más.

Edwin Guevara dedicó discursos conmovedores a todos los compositores de los cuales había sido alumno y gran amigo.
El concierto se dividió en dos partes, en las cuales intercaló tres guitarras que tenía a su disposición, con cada una de ellas interpretó una variedad de géneros y estilos. Melodía tras melodía la emoción del público sólo iba en ascenso. También dedicó unas palabras a su esposa antes de tocar la canción que llevaba su nombre, los asistentes, conmovidos con sus palabras, respondieron con el muy familiar “wuuuh” que se grita al ver a dos enamorados.
Entre canciones Guevara narraba un poco de los autores que crearon las piezas que presentó, entre los que se encontraban Alfonso Mejía Navarro, Pedro Sarmiento, Silvio Martínez y muchos más.
Guevara anunció el inminente final del concierto y comenzó a tocar una canción de complejidad evidente. Aquello hizo saltar de emoción varios cuerpos en las butacas rojas, muchos de los asistentes no podían evitar seguir el ritmo de la música con los dedos o la cabeza.
Parecía que el intérprete había contagiado a todos con su talento, pues todos lo acompañaban con sus guitarras de aire. Cuando parecía que ya no habría más que despedirse, el artista pidió que la gente eligiera tres canciones sobre las que él iba a improvisar, todos con gran entusiasmo comenzaron a gritar sus propuestas. Después de una selección muy mexicana hizo suyas “Bésame mucho”, “Cielito lindo” y “Alma Llanera”, lo que hizo estallar el auditorio en gritos y palmas, la gente despidió a Edwin Guevara con una ovación de pie que lo conmovió como uno esperaría que los aplausos efusivos conmovieran a un gran artista.
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