México vs Argentina
El sábado 26 la selección mexicana d efútbol se enfrentó a la selección albiceleste // Crédito: REUTERS

Pase al hueco: Mundial Catar 2022

Una Columna de Gabriel Rodríguez Liceaga

Desde el momento en que en el sorteo se anunció que compartíamos grupo con Argentina debieron de correr a Martino. Conflicto de intereses, le llaman en las empresas serias.

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De esto también se trata una Copa del Mundo

Nueva sección: ciencia

Qatar 2022, día 6

Cada que escucho en cualquier transmisión de partido del Mundial Qatar 2022 que dicen que hay un “rebote” pienso en mi “Bebote”, quien fuera injustamente apartado de la posibilidad de jugar en Qatar. El tema dejó de hablarse. Nos resignamos a una injusticia. Somos buenos para eso. Este fin de semana, Santi Giménez le pidió matrimonio a su chava. La vida sigue.

La única persona en toda la nación que no convocaría a Santiago Giménez es el Tata Martino. Es el único ser que decidiría eso. Y tristemente es el único, a la par, que tenía que tomar esa decisión. Esto me atormento por semanas. No me hacía sentido dicha decisión. Ya con el partido vs. Argentina a cuestas entiendo por qué pasó. Por la misma razón por la que tampoco llevó a Acevedo. Porque Tata no vuelve a poner un pie en México en su vida. No está pensando en el futuro de nuestro deporte. Se acaba el mundial y el sujeto no vuelve a meditar un segundo en el periplo mexicano.

Vaya, digámoslo: nosotros mismos contratamos a nuestro verdugo.

Desde el momento en que en el sorteo se anunció que compartíamos grupo con Argentina debieron de correr a Martino. Conflicto de intereses, le llaman en las empresas serias.


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Imaginemos mentalmente un árbol sin tronco. Eso era México. ¡No puede ser que jugamos sin delantero! Jeta sin nariz, tren sin destino, árbol sin tronco; puras ramas moviéndose al ritmo de un viento que acabó en tragedia. Antes de que el ventarrón Messi nos metiera el primer gol, en apenas la jugada anterior, el Chucky estaba en el tiro de esquina rival quitándose argentinos con el anhelo de que se materializara inexplicablemente un holograma de Javier Hernández al centro del área. No había a quién ponerle la diagonal matona. ¡No había nadie en el centro! Caímos en la trampa. Redonditos. Los cambios de Tata evidenciaron otra cosa: no le importa su empleo. No es uno de nosotros. Esas modificaciones del segundo tiempo además de que carecían de sentido, fueron abiertamente alevosas y le dieron a Messi la anhelada libertad creadora. Nuestra selección de pronto se transformó en aquella que usamos en los partidos moleros para recabar usdollars en el gabacho. ¡No puede ser!

Cuatro años, Tata. Nos estás robando el anhelo acumulado de cuatro años.

Ahora hay que ganarle por goleada a Arabia y esperar un score ajeno. ¿Vamos ahora sí a tener delanteros? O podemos ir rezando por el autogol árabe. Ojalá metan cuatro autogoles esos compas para que entonces sí pasemos contra Francia al sufrido Cuarto Partido.

Y aquí se redondea mi idea porque, así como Bebote y Acevedo (pongo sólo dos ejemplos) no tendrán chance de conocerse a sí mismos en esta Copa del Mundo, de igual manera los niñitos aficionados que están apasionándose con su primera justa mundialista la recordarán como aquella en la que lo único que se celebró fue un penal que paró Ochoa. O bien: los hipotéticos autogoles con que nos irán alivianando los árabes. Esto naturalmente es una broma.

Qatar 2022, día 7

Luis Enrique, el director técnico de España, es un tipazo. Xana, su hija pequeña falleció en 2019 y este domingo hubiera cumplido años. Nunca habla del tema. No me puedo imaginar el dolor que tal pérdida provoca. En las entrevistas previas al cotejo contra los alemanes dijo esto que me parece dotado de sabiduría.

Ha sido un día especial para mí y para mi familia. Hace tiempo que lo es. Es evidente que no tenemos a nuestra hija, pero intentamos vivirlo con naturalidad, recordándola, riéndonos, pensando cómo actuaría en muchas de las cosas que nos pasan en el día a día. Así funciona la vida, no son sólo cosas bonitas, sino que también consiste en gestionar esos momentos

Luis Enrique, D.T. de la Selección de España

Si bien el final me parece demasiado administrativo, el dt español nos recuerda que el tiempo sólo es la incapacidad humana de entender el infinito. Yo ya no puedo ver los juegos con mi abuelita ni con mi papá. Sin embargo me puedo imaginar perfecto a mi jefe arengando en contra del pinche Messi. Puedo evocar a mi abuela consigiéndome las que me faltaban para llenar el Panini. De esto también se trata una Copa del Mundo.

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Gabriel Rodríguez Liceaga

Gabriel Rodríguez Liceaga

Nació en la ciudad de México en 1980. Ha publicado los libros de cuentos “Niños Tristes” (Premio María Luisa Puga de Cuento 2010), “Perros sin nombre” (Premio Bellas Artes de Cuento San Luis Potosí 2012) y “¡Canta, herida!” (Premio Agustín Yáñez 2015) además de las novelas “Balas en los Ojos”, “El siglo de las mujeres” , "Aquí había una frontera" (Certamen Internacional de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz 2017) y “La felicidad de los perros del terremoto”. De próxima aparición: “La sombra de los planetas”

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