Una mujer acude al único lugar donde es entendida: el cine. En apenas 2 minutos Esteban Hernández Espiniza nos entrega una bella animación en modo reflexivo para aquellos amantes del cine. Esto es “Una película sin fin”.

Acierta en calidad visual y argumentativa, pues desarrolla de manera entretenida lo que significa sentarse en una de las butacas de la sala oscura. Plasma esa sensación de liberarse de los pesares de la vida una vez frente a la pantalla grande, pues, como el cortometraje lo reflexiona, ese es el lugar donde el espectador se siente entendido, ya que el cine con todo y su ficción es el reflejo de sí mismo. Uno va al cine y sale comprendiendo más lo que vive y experimenta en la vida real: “Solo puedo entender los sentimientos cuando veo a alguien más sintiéndolos”.

Este cortometraje muestra asertivamente la pantalla grande como forma escapista de la monotonía de la vida (un aspecto propio de Sísifo en nuestra cotidianidad) y como representación de la humanidad misma.
El corto nos sugiere con su tono blanco y negro la experiencia de una película vieja, estomás el buen trabajo del equipo de foley intensifican la atmósfera de estar dentro de una película, una sin fin. El cortometraje es una metaficción simple pero poderosa sobre el amor por el cine y la humanidad en él.

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