DIARIO DE MUJER
Una mujer que amanece descubre el techo primero que el reloj, se calza los zapatos al descuido y sorprende al espejo dormitando. Una mujer que amanece divide los minutos del modo más exacto, les otorga el justo valor que necesitan. Ella es como ella misma, reparte —buenos días — cuela afecto mientras la radio difunde las noticias. Una mujer que amanece sabe enfrentar el sol de cada acera alza la mano persiguiendo palabras, declama el sí con su sonrisa nueva. Una mujer que amanece es como una guitarra, una paloma, audaz en su agitado vuelo.
VIGILIA
…no apagues el candil…
Allí, donde te sabes necesaria, junto al lecho de quien respira un sueño artificial tus manos van llenando la jeringa con la carga emocional de tus acciones. El monitor dibuja un trazo inhábil y vuelves a observar a tu enfermo escudriñando los ángulos de su estructura, valorando el equilibrio que le falta. Tus manos son serenas, hábiles, expertas. Vas en medio de la noche, tan insomne, bajo la túnica verde de los que aman. La muerte asecha, pero tú no apagas el candil, la vida apremia…
ÁNGEL SIN ALAS
He aquí mis manos, para mostrarte el sendero de la vida. No son alas, pero pueden enseñarte a volar si lo precisas. No prometo salvarte, pero intentaré devolverte la esperanza. Apretaré fuerte tu dolor cuando no quiera irse te daré mi sonrisa como el mejor amuleto conduciré tus miedos hacia un callejón sin salida amansaré tu rabia por tantas pérdidas y llanto, luego, si has de irte, dejaré que lo hagas dignamente, te acompañaré hasta la línea permisible del espacio-tiempo, te ofreceré mi nobleza hasta el último minuto porque yo soy así, ángel sin alas con las manos dispuestas y un corazón desnudo para llegar al fondo de tus miedos.
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