Wham!: De vuelta los 80s

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Wham!: De vuelta los 80s

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WHAM!: DE VUELTA LOS 80S

Tal vez sea difícil de creer, sobre todo para las generaciones más jóvenes, pero antes de Taylor Swift o BTS, existieron otros grandes fenómenos musicales. De hecho, se podría decir que muchas veces no somos conscientes de la música que permanece vigente en nuestros días. Canciones como Freedom, I’m Your Man, Careless Whisper o Last Christmas nos parecen desconocidas hasta que nos descubrimos coreando sus estrofas. Esos momentos cotidianos que, cuando nos detenemos a pensarlos, nos demuestran la trascendencia del arte, a veces profundo, a veces comercial.

Wham! es una de esas bandas, en realidad un dúo, que damos por sentadas, que un día googleamos y nos damos cuenta que, inconscientemente, crecimos sabiendo quienes son, aparentemente. Y aunque pocos tendrán la genuina curiosidad de conocer a esta agrupación, su historia forma parte de la historia de la música, del entretenimiento yde la idiosincrasia de cierta generación.

Formada oficialmente en 1981, Wham! es un indispensable de la música ochentera, esa que, para muchos, formó parte de la educación de nuestros padres y madres, o hasta abuelos y abuelas. Se trata de un par de amigos que llenaron de alegría, y aforo, diferentes recintos a lo largo y ancho y del mundo, sin embargo, son poco conocidos, incluso por la generación a la que pertenecieron. Situación que busca enmendar Netflix a través del documental que fue lanzado en 2023.  

Niños sobre el escenario

Si algo nos queda claro después de mirar este largometraje es que, a diferencia de otros artistas, el músico posee una característica muy particular. Para un director o una escritora, el aplauso del público es apenas simbólico. En cambio, para el cantante, supone un estallido de euforia. Por supuesto, existen fenómenos con un alto y casi inexplicable índice de popularidad. Una fama que se traduce en gritos desgarradores, ventas desorbitantes de discos, estadios repletos y un cúmulo de expectativas difíciles de sobrellevar.

Curiosamente, el director de este largometraje, Chris Smith, no posee en su filmografía ninguna obra que le haya hecho experimentar el peso de la fama, y aunque Wham! tampoco destaque por su dirección cinematográfica, uno de sus grandes aciertos es el intento de explicar el ascenso mediático de este dúo. No importa cuántas veces la cultura estadounidense nos repita que el éxito es proporcional al esfuerzo, lo cierto es que existen múltiples factores que hacen a ciertas personas sumamente reconocidas.

George Michael y Andrew Ridgeley, miembros  fundadores de la banda, son la prueba de que no existe mejor carta de presentación que la originalidad. Su música, letras y movimientos sobre el escenario se convirtieron en la máxima novedad dentro de la industria musical. Por supuesto, tal y como lo muestra el mismo documental, su éxito no fue inmediato, ni completamente positivo.

El don artístico de George fue clave para componer los éxitos que mantienen vigente su obra

Pese a sus primeros sencillos, George y Andrew no obtuvieron el reconocimiento ni las ganancias esperadas hasta después de algún tiempo. No obstante, esta pausa en su ascenso les ayudó a cimentar las bases que harían a Wham! un hito en la música. Queda claro que el don artístico de George fue clave para componer los éxitos que mantienen vigente su obra, sin embargo, nada sumó más seguidores que la diversión que lograban transmitir desde el escenario.

Además de sus letras, que lograban conectar con su generación (“I may not have a job / but I have a good time / whit the boys I meet down in the line”), George y Andrew se presentaban como dos personas auténticas. Naturalmente, su producción creció, y con ello vino un perfeccionamiento a su música. Sin embargo, sus mayores éxitos no destacan por ser canciones sumamente brillantes, sino por guardar con gran astucia la esencia de ciertos estados de ánimo, entre ellos, el buen humor. Letras contagiosas, coreografías llenas de movimiento y la voz característica de George lograron poner el boom-boom de su ritmo en la gente de Londres, Asia y Norteamérica.

La construcción de un personaje

De algún modo, Wham! —el documental— supone la típica puesta cronológica de material de archivo, con momentos musicales y la voz en off de sus protagonistas. No obstante, aunque de manera ambigua, el director reconoce al personaje principal de esta cinta. Al igual que en los libros o las pinturas, los personajes resultan parte fundamental del arte. Sin importar si éstos son invenciones o parte de la realidad, el autor siempre mira en el personaje su brújula, a partir de la cual nace el resto de la obra.

Ese es el caso de George Michael, cuyo nombre de nacimiento fue Gerogios Kyriacos Panayiotu. Dos personas totalmente opuestas, y sobre las cuales reflexiona la película. Aunque en momentos biográfica, la cinta de Smith se toma algunas pausas para explorar las personalidades e ideas de ambas caras, así como la de su compañero de escenario. En ese sentido, se nos presenta, por un lado, la extrovertida y relajante actitud de Andrew, que aceptó la fama como una suerte que le permitía conocer, disfrutar y crecer junto a su amigo de la infancia. Por otro lado, la de George, con sus laberintos personales.

Así, nos encontramos con un niño tímido, inseguro y con conflictos, Georgios, que descubrió en la fama una oportunidad para inventarse. Una transición de la que Andrew fue cómplice, pero de la que el público sólo conoció al personaje: George Michael. Una imagen construida a partir de las expectativas del público y los estereotipos de la época. Después de todo, se trataba de un escudo para soportar el camino de la fama.

El chico con el que todas las niñas del mundo soñaban, sin saber que detrás de aquella máscara habitaba un joven conflictuado

Fue así como nació George, un joven seguro, alegre y heterosexual en apariencia. El chico con el que todas las niñas del mundo soñaban, sin saber que detrás de aquella máscara habitaba un joven conflictuado. George no fue sino un personaje que, incluso en nuestros días, miembros de la comunidad LGBTQ+ seguimos jugando a interpretar. De personalidad atractiva, buen humor y lleno de talento, contrarrestaba el miedo, la inseguridad y evitaba el dolor de ser uno mismo.

Wham! no resulta de ningún modo perfecta. Irregular a nivel narrativo, siguiendo apenas el orden cronológico de los hechos, es difícil deducir el sentido de esta película. No obstante, Smith sabe compensar aquellas fallas con un amplio material audiovisual e intrahistorias, seguramente, desconocidas para la mayoría. Por supuesto, el documental está repleto de referencias a su época; desde Elton John hasta sacos con hombreras anchas, se vuelve un viaje por una de las décadas más alucinantes del siglo pasado. Un torbellino vertiginoso y atractivo, lo mismo que George y Andrew.

vertederocultural.com

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Adriana C. Espinosa

Adriana C. Espinosa

De nacionalidad mexicana, nació en la ciudad de Puebla en 1999. Estudiante en Derecho en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP). Ha participado en talleres de minificción, cuento corto, acceso a las lengua maternas, entre otros. Colaboradora en el Seminario Internacional de la Red Internacional sobre Género, Migraciones y ODS de 2021. Coautora del libro cartonero Barquito de Papel en 2015, y de la antología académica Práctica de Vuelo en el Taller de Creación Literaria de la BUAP en 2019. En 2018, participó en el Festival Internacional de Poesía “Palabra en el Mundo”, y fue reconocida con el tercer lugar en el Premio Filosofía y Letras por su cuento A vuelta de rueda. Actualmente, se desempeña como becaria en el Centro de Estudios de Género de la Facultad de Filosofía y Letras de la BUAP.

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